Los “abominables” abusos no quedarán impunes

El papa Francisco ratificó ayer su condena contra los abusos sexuales y encubrimientos generalizados ocurridos en varios países en el seno de la Iglesia Católica, y prometió no dejar impunes tales “abominaciones” y que no se “intentará encubrir o subestimar ningún caso”.

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CIUDAD DEL VATICANO (AFP). “Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes”, insistió el pontífice argentino, sin precisar no obstante si se refería al sistema judicial interno en la Iglesia católica (regido por el “derecho canónico”) o a la justicia civil de cada país.

En el derecho de la Iglesia, los sacerdotes no están obligados actualmente a denunciar los crímenes a la justicia civil, salvo si la legislación de su país les obliga.

Antes, muchos curas sospechosos de pederastia fueron discretamente trasladados a otras diócesis por su jerarquía, beneficiándose de la arraigada tradición de la Iglesia de mantener en silencio estas acusaciones.

El sumo pontífice hizo un llamado claro a los criminales sexuales dentro de la Iglesia, y también a los de las otras esferas de la sociedad, de entregarse a la justicia.

“A los que abusan de los menores, querría decirles: convertíos y entregaos a la justicia humana, y preparaos para la justicia divina”, dijo el Papa.

“Un lobo atroz” 

Juicios e investigaciones en Estados Unidos, Francia, Chile o Australia hundieron este año a la Iglesia católica en una crisis de credibilidad histórica. Al mismo tiempo, las que fueran víctimas de agresiones sexuales son cada vez más numerosas en demandar los casos.

“La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”, prometió Francisco.

“Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”, insistió.

El Papa, que suele hablar con firmeza a la Curia en su mensaje de final de año, tuvo unas palabras especialmente duras contra los “hombres consagrados, que abusan de los débiles, valiéndose de su poder moral y de la persuasión”.

“Cometen abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido; no temen a Dios ni a su juicio, solo temen ser descubiertos y desenmascarados”, denunció el pontífice. “Desgarran el cuerpo de la Iglesia”, aseveró.

Reconoció asimismo que la “barca de la Iglesia” atravesó en 2018 “momentos difíciles”, “golpeada por tormentas y huracanes”, lo que hizo que algunos fieles la abandonaran.

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