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Los bloques negocian un acuerdo de libre comercio, pero discrepancias sobre productos sensibles para los europeos, como la carne y el etanol, siguen trabando el acuerdo.
Francia teme el impacto acumulado en su sector agrícola de los acuerdos comerciales, como el cerrado con Canadá, el que se negoció con el Mercosur y de las futuras negociaciones con Australia y Nueva Zelanda, por lo que pide se estudie si el mercado europeo puede absorber mayores volúmenes sin desestabilizarse.
Macron, subrayando los temores crecientes de una parte de los europeos sobre la globalización, aboga por una política comercial más transparente y protectora.
Aunque el sector del vacuno y el etanol son sensibles en Europa, los partidarios del pacto con Mercosur defienden los beneficios para el sector de autopartes y químico europeos.