Preso por corrupto y defensor de dictadura lideran campaña en Brasil

El Partido de los Trabajadores (PT) lanzó ayer oficialmente la candidatura de Lula da Silva, preso por corrupto a 12 años de cárcel, que sin embargo mantiene la lealtad de sus seguidores, que serían un 30% del electorado, y que junto con el defensor de la dictadura militar, Jair Bolsonaro (con alrededor del 20%), lideran los sondeos.

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BRASILIA (AFP). Cinco nombres se barajan como los principales actores políticos rumbo a las presidenciales del 7 de octubre en Brasil.

Lula, el corrupto

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva es el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), aunque su candidatura podría no avanzar, pues se encuentra cumpliendo una pena de 12 años y un mes por recibir sobornos, además de enfrentar una de media docena de causas aun pendientes.

Será la Justicia Electoral la que determine si la acepta definitivamente, o no, pues existe una “Ley de Ficha Limpia” que impide la candidatura de condenados por corrupción por un tribunal.

Bajo su presidencia, se montó el mayor esquema de corrupción en la historia del Brasil, lo que dio lugar a la ya emblemática operación Lava Jato, que descubrió la red de componendas en la estatal Petrobras para repartirse las obras públicas entre un cartel de empresas, que a cambio pagaban enormes sobornos.

Durante su gobierno, toda la región experimentó la bonanza económica, lo que aprovechó para implementar una amplia política de subsidios, que le hicieron ganar una gran popularidad y que sus partidarios usan como caballito de batalla para ganarse el apoyo de varios sectores de la sociedad, aunque esa política contribuyó al actual déficit económico que vive el Brasil.

A pesar de todo esto, el voto duro del PT, se mantiene leal a Lula, y, según sondeos, recibiría hasta un 30% de los votos.

Bolsonaro, el polémico

El excapitán del Ejército Jair Bolsonaro, de 63 años, es un controvertido político que defiende las acciones de la última dictadura militar brasileña, pero se muestra implacable contra la corrupción, además de favorecer penas como la castración para casos de violación, y a sus partidarios le agrada que su discurso no se atenga a lo “políticamente correcto”, aunque sus exhabruptos, le han dado, precisamente, motivos a sus detractores para atacarlo.

Una de sus principales cartas es que no ha estado incluido en las acusaciones de corrupción que sacudieron a todos partidos del Brasil, en el esquema de corrupción montado en la era Lula.

Bolsonaro figura en segundo lugar en los sondeos, si se incluye la candidatura de Lula, con alrededor del 20% aunque en últimas encuestas, lo supera en ciertos lugares claves, como en Río de Janeiro.

Alckmin, el liberal

Geraldo Alckmin, de 65 años, se lanza con el apoyo de una amplia coalición de partidos liberales y socialdemócratas, lo cual le dará más recursos de campaña y más tiempo de propaganda de televisión que a la mayoría de sus rivales.

Como compañera de fórmula escogió a la senadora Ana Amélia, en una tentativa de recuperar votos del sur conservador, donde Bolsonaro tuvo un fuerte avance.

Alckmin destaca la crisis económica y política de los últimos años bajo las gestiones del PT.

Prometió reducir el tamaño del Estado para tapar los déficits y reforzar el débil crecimiento económico de Brasil, que en 2017 salió de dos años de recesión.

Marina, la aglutinadora

Marina Silva, de 60 años, se presenta como la candidata capaz de superar la polarización que vive este país de 209 millones de habitantes.

“Frente al odio, la unión”, preconizó la exministra de Medio Ambiente de Lula, que sorpresivamente fue la tercera colocada en las elecciones de 2010 y 2014, mostrándose capaz de aglutinar a un buen sector de la sociedad brasileña.

Meirelles, el tecnócrata

Henrique Meirelles fue presidente del Banco Central con el gobierno de Lula da Silva y ministro de Hacienda del presidente Michel Temer.

Es un gran conocedor de las finanzas públicas, y actual actor de la recuperación fiscal brasileña, pero no es un político popular.

Es el candidato del oficialista Movimiento Democrático Brasileño (MDB), el partido más grande del Brasil, que ha estado en el poder desde el regreso de la democracia al país, siempre acompañando la candidatura del que luego sería presidente.

Ahora, presenta un candidato propio.

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