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BRASILIA (AFP).Rousseff conquistó el cuarto mandato consecutivo para el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) con 51,6% de los votos en balotaje, frente a 48,3% de Aecio Neves.
“La economía [que crecerá cerca de cero este año] no va bien; el Congreso está fragmentado en 28 partidos y la mayoría de la presidenta es volátil; existen graves denuncias de corrupción en la estatal Petrobras, y el país está dividido tras unas elecciones extremamente polarizadas”, resumió el analista André César.
“El país sale de estas elecciones dividido de una forma inédita; ese es un problema que la presidenta tendrá que atender de inmediato”, dijo César.
La elección también deja sobre el tapete un escabroso: la corrupción, con denuncias de multimillonarios desvíos de la petrolera estatal Petrobras en beneficio del gobernante PT y políticos aliados.
En lo económico, Brasil no es el mismo de cuatro años atrás, cuando la economía crecía 7,5% y existía una población eufórica con la mejora en el nivel de vida, con una ampliación como nunca del crédito y el consumo.
Los agentes económicos achacan a Rousseff una política con demasiada injerencia del gobierno, que no consiguió estimular el crecimiento ni mejorar la competitividad.
La Mandataria ha defendido su política económica, que asegura fue capaz de mantener los salarios y limitar el desempleo, pero muchos estiman que, sin crecimiento este año, Brasil perderá puestos de trabajo en 2015.
Un dato curioso es que, a pesar de que la mitad del país votó por el PT, una mayoría absoluta no confía que lleve a cabo las reformas que el Brasil necesita.
“El 92% de los electores piensa que los candidatos que se eligieron no impulsarán los cambios que Brasil necesita”, advirtió Renato Meirelhes, presidente del instituto de opinión pública Data Popular.