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QUITO (EFE, AFP). Odebrecht, uno de los mayores conglomerados empresariales de ingeniería de América Latina, repartió más US$ 700 millones en sobornos y financiamiento de campañas electorales de cientos de políticos en Brasil y otros diez países a cambio de obtener las concesiones de obras públicas más importantes en Venezuela, República Dominicana, Panamá, Argentina, Perú, Guatemala, Colombia, México y Ecuador.
De acuerdo con las confesiones de ejecutivos de la empresa brasileña, a cambio de reducción de sus condenas, en Ecuador pagaron sobornos por unos US$ 33,5 millones entre los años 2007-2016, cuando gobernaba Rafael Correa.
El caso Odebrecht ha sacudido los círculos del poder y la política luego de que las investigaciones de la justicia de Brasil, con el operativo “Lava Jato”, arrojaran luz sobre una oscura trama corrupta de la que participaron empresarios, políticos y autoridades electas a cambio de favorecer a la constructora con las más grandes licitaciones públicas.
Glas es la primera personalidad política de mayor rango y en actividad que irá a juicio por la trama Odebrecht en Ecuador, un proceso que ventilará el presunto entramado de sobornos que hubo en el país bajo la administración de Correa.
En Perú están imputados por el mismo esquema de pagos ilícitos y presunto financiamiento electoral los expresidentes Alan García, Alejandro Toledo y Ollanta Humala. Mientras que en Colombia, la Justicia investiga si Odebrecht giró fondos a la campaña del presidente Juan Manuel Santos.
El vicepresidente, que está en prisión preventiva y niega todos los cargos, fue imputado por el delito de presunta asociación ilícita, al haber supuestamente acordado sobornos del 1 y 1,3% por cada contrato adjudicado para cinco grandes obras cuando era responsable de áreas estratégicas entre 2010 y 2016, con los que se habría beneficiado de más de US$ 13 millones.
Glas acudió como número dos de la lista electoral junto a Lenín Moreno en las elecciones de abril pasado.
Tras asumir en mayo, Moreno anunció una “cruzada” contra la corrupción en todos los niveles del aparato institucional y su alejamiento de Glas coincidió con los primeros indicios que apuntaban a su presunta implicación en el caso Odebrecht.