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Escurra dijo que “nadie invierte para perder” y que las colocaciones de dinero en firmas constituidas en el extranjero lo hicieron tras dictámenes jurídicos.
Escurra relató que fueron víctimas de fraude, porque la expectativa de muerte de 12 meses de la póliza que compraron por US$ 10 millones habría sido adulterada.
El abogado querellante Rafael Fernández le preguntó si él no se percató de que la titular del seguro de vida era una persona que jugaba al golf, practicaba natación y realizaba constantes viajes de turismo, es decir, tenía toda la apariencia de una persona sana, no de alguien que tenía solamente 12 meses de vida.
La querella también cuestionó que el dinero enviado como inversión se remitió dos días antes de constituirse una de las empresas receptoras del capital.
La investigación del Ministerio Público señaló que las “operaciones de alto rendimiento” que realizó la Cajubi le provocaron un perjuicio de US$ 176 millones. Sin embargo, en este juicio el proceso es por solo un daño patrimonial de US$ 42 millones. Hoy declara el acusado César Bejarano.