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“Tres veces me preguntó si su hermano Alberto le mandó secuestrar. No sé porqué su hermano le iba a mandar secuestrar”, manifestó ayer León durante la constitución judicial.
León agregó que solamente aquel 30 de agosto de 2011 se enteró de que la plagiada se llamaba Dalia Scappini. Le respondió a la mujer que no tenía idea si fue o no su hermano quien la mandó secuestrar.
Agregó que los argentinos Víctor Aquino Domínguez, su hijo, Amín Aquino y María Alejandra Neyra, en todo momento le tenían apartado de Dalia y que le amenazaron de muerte cuando supuestamente escucharon que le dijo a la víctima que daría aviso a la Policía.
“No le falté el respeto”
León también dijo que nunca le faltó el respeto a Dalia. La víctima declaró en el juicio que este acusado se acostó en la cama a su lado y la tomó de la cintura y le acarició el brazo.
“Quiero que me perdone si le toqué las manos al quitarle el cintillo”, dijo León.
También manifestó que cuando estaba en Ciudad del Este, le llamaron para hacer un trabajo en la capital. Explicó que este “trabajo” consistía en la transferencia de dinero al exterior, pero que de ninguna manera se relacionaba con un secuestro.
La comitiva estuvo integrada por los jueces Rosarito Montanía, Lourdes Peña y Manuel Aguirre. Fueron a la calle Raimundo Rolón casi Gral. Santos, detrás del Club Guaraní, de la capital, donde el auto Toyota Corolla que conducía el acusado Julio César Fernández Müller chocó a la camioneta Toyota RAV4 de Dalia. Tras este incidente tomaron a la mujer, el 30 de agosto de 2011. Luego de 6 días la liberaron en la estación de servicio Petrobras de Capiatá, sin que se haya pagado el rescate.
El tercer procesado es Genaro Vidal Blaires, quien supuestamente hizo el seguimiento a Dalia, para conocer sus movimientos, de acuerdo con los datos.