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Molesto por la decisión del colegiado de descartar los incidentes y reposiciones que presentó al inicio del juicio –entre ellos nulidad de acusación y extinción– Cáceres increpó a viva voz a la presidenta del tribunal, Blanca Gorostiaga, a quien acusó de no saber “manejar el juicio”. Ante un llamado de la atención de la jueza, Cáceres la recusó.
Acto seguido, recusó además a la magistrada Claudia Criscioni pues, a su criterio, debió inhibirse del caso por haber sido agente fiscal. El tercer integrante del tribunal, Manuel Aguirre, no fue recusado.
Presa de los nervios, la esposa de Cáceres también se despachó contra periodistas de distintos medios de comunicación que realizaban su trabajo, a los que gritó “chismosos”.
Cáceres es enjuiciado en forma conjunta con la pareja de abogados conformada por Gladys López de Venialgo y David Manuel Venialgo. La acusación refiere que Cáceres y los letrados intentaron despojar de G. 10 millones al denunciante Arístides Luciano Irala, dueño de un vehículo con cédula marrón, (imputado por reducción).