Presos buscan recuperar vidas perdidas a causa de las drogas

Los reclusos derivados a este sector libran una lucha interna contra la drogadicción, por lo que superarla es imprescindible para su rehabilitación.

Muchos de los internos que están allí son personas que tenían una vida de estudios y trabajo como cualquier otra, de la que se han apartado tras caer en la adicción a las drogas.

Esclavizados por el crack y sus distribuidores, han perpetrado delitos de reducción, robos y hurtos, simples y agravados, en la desesperada búsqueda de otra dosis que calmara la crisis de abstinencia. Algunos cayeron por primera vez y otros ya perdieron la cuenta de cuántas veces lo hicieron.

Hoy, conscientes del daño que causaron, lamentan el descontrol, el dolor de los familiares, las relaciones deterioradas, y se aferran a los distintos oficios aprendidos en el presidio como una tabla de salvación de la prisión más difícil de transponer, la de las drogas.

“Yo hice eso cuando estaba borracho y drogado, por eso nomás luego hice eso y ahora quiero buscar a esa señora para pedirle perdón. Yo quiero hacer lo que sea para reparar el daño que le hice, yo siento mucho lo que pasó”, expresó Juan Matías Hebein. Él es de San Antonio, tiene 24 años y el 3 de marzo cumplirá tres años preso por robo agravado.

En prisión aprendió a hacer barcos dentro de botellas, cuya venta utiliza para sostenerse. A causa de su adicción toda su familia le cerró las puertas, excepto su madre, que le visita y le ayuda.

Comentó que en cuatro ocasiones fue llevado al juzgado de Lambaré para una audiencia, pero en todas las veces la diligencia se postergó por inasistencia de la defensora Olga Recalde. Como no tiene contacto con su abogada, desconoce en qué estado está su causa.

Historias como la de Juan son repetidas aquí. Tanto en lo que respecta a las circunstancias que derivaron en su ingreso a la delincuencia como las quejas con relación a la demora del proceso judicial y el abandono de sus defensores.

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Foto: Carlos Shahtebek