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Los bañados se extienden por 18 km de largo y de 0,5 km a 2 km de ancho, con una totalidad de 2.000 hectáreas aproximadamente. El área comprende desde el cerro Lambaré hasta Zeballos Cue. Según datos del Servicio de Paz y Justicia del Paraguay (Serpaj), la población bañadense representa casi un 20% del total de la capital del Paraguay, aproximadamente 150.000 personas. Un 60% es menor de 20 años, el 85% está asentado en terrenos fiscales y solo el 15% tiene documentación legal de la propiedad. Las cifras datan de setiembre de 2013.
La migración hacia la ribera del río Paraguay se inició en la década del 50, motivada por los deseos de un mejor porvenir no encontrado en el interior del país y de aprovechar la cercanía con el Hospital de Clínicas. Sin embargo, la marginación sucesiva de parte de los gobiernos sumergió a esta franja poblacional en la extrema pobreza, expuesta a problemas de salud y desastres naturales.
Prueba de esta exclusión del Estado es el hecho de que solamente se ha realizado un censo oficial de población y vivienda en los bañados. Este estudio data de 1996. Entonces, el número de familias asentadas en ambas zonas (bañados norte y sur) rondaba las 5.000, integradas en promedio por 4 a 5 miembros.
Mediante la autogestión, los bañadenses lograron contar con servicios básicos como agua, energía y puestos de salud. En 1983, a partir de una severa inundación, se vio la necesidad de contar con una defensa costera. Esta idea tomó forma recién en 1993, pero no pasó de una intención por diversas causas. En la actualidad solo se tiene la avenida Costanera a medio terminar.
Desde el inicio de la crecida que afectó este año a la capital del país, el Municipio estima que la asistencia llegó a 17.730 familias (alrededor de 90.000 personas). La Coordinadora General de Organizaciones Sociales y Comunitarias de los Bañados de Asunción (Cobañados), fundada hace 11 años, estima en 120.000 los habitantes de los bañados. La cifra contrasta con los 150.000 estimados por el Servicio de Paz y Justicia del Paraguay.
Recién con el conflicto entre el Municipio y los bañadenses reflotó la idea de un censo, para conocer la cantidad real de familias que habitan en la zona y así establecer políticas de desarrollo, según refirió la abogada Ana María Morel, asesora jurídica de la Intendencia de Asunción.