Buscan mantener la memoria viva

Mañana se cumplen 9 años de la mayor tragedia que tuvo el Paraguay en tiempos de paz: el incendio del supermercado Ycuá Bolaños, en el que perdieron la vida cerca de 400 personas. Familiares de las víctimas realizan hasta hoy, a las 19:00, el novenario. Además luchan por hacer realidad un centro cultural por la memoria, en el mismo predio donde ocurrió todo.

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Ofelia Noemí Giménez Rojas tenía 18 años y era cajera en el supermercado Ycuá Bolaños. El trágico 1 de agosto murió en su puesto de trabajo. Su tío, Rubén Rojas Sánchez, explicó que los integrantes de la Coordinadora de Víctimas desean hacer posible la construcción de un centro cultural en el predio del siniestrado súper.

Rojas Sánchez dijo que la Procuraduría de la República, a 3 años de la expropiación, no hizo nada y toda la documentación de la tasación de dicho local se encuentra en el Juzgado del Quinto Turno en lo Civil y Comercial.

“Que se agilicen los trámites es lo que pedimos a las autoridades del Gobierno entrante el 15 de agosto próximo. Solo así podremos comenzar, iniciar el proceso para la licitación y construcción del Centro de la Memoria”, resaltó Rojas.

Los concejales de la Comisión Ycuá Bolaños con el apoyo de familiares de víctimas presentaron este mes una minuta a la Junta Municipal a fin de solicitar mecanismos necesarios para la firma de un convenio de cooperación entre la Secretaría Nacional de Cultura y la Municipalidad de Asunción, para administrar el predio del incendiado supermercado.

Rubén Rojas recordó que su sobrina Ofelia, a quien quería como si fuera su propia hija, era una chica de 18 años que desde el primer grado hasta el último año fue excelente en sus calificaciones. Además era catequista de la parroquia Sagrada Familia.

“El sueño de Ofelia era ir a la universidad. Estaba juntando su dinero. Y por la avaricia de los Paiva sus sueños quedaron truncados”, indicó.

Dijo que el padre de la joven fallecida, Lucas Giménez, murió hace 8 años, después de la tragedia. La mamá, María Rufina Rojas, vive, pero quedó con graves secuelas de salud mental. Le sobreviven dos hermanas: Samanta y Salmira.

Según Rojas, en reiteradas ocasiones su sobrina le dijo que quería salir de su trabajo por la sobrecarga y el maltrato de los jefes y los descuentos compulsivos de sus haberes de mercaderías que fueron robadas. Y murió en su puesto de trabajo. Una imagen que no se le borra de la mente, a 9 años del siniestro.

“Gran parte de la sociedad paraguaya ya olvidó lo que pasó. Sin embargo, seguimos con mucho dolor y sufrimiento los familiares de las víctimas del Ycuá”, concluyó.

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