Cuando Trinidad era un paraíso...

Esas historias de un paraje que corren de boca en boca, las costumbres ancestrales cuyos vestigios permanecen, los relatos que no están en los libros, las anécdotas que contaban los abuelos, las recetas, la medicina natural, los pasatiempos, el modo de vida, la actitud de antaño...

Los paisajes inhóspitos y paradisiacos antes de que quedaran urbanizados.

Los orígenes de Trinidad, un distrito que reúne a numerosos barrios tan genuinos de Asunción, su evolución y su actualidad marcada por el gran incendio del Ycuá Bolaños...

Esta es la esencia del libro “Santísima Trinidad. Memorias de una comunidad”, escrito por la arquitecta Selva Álvarez, y compiladas en un verdadero álbum.

Durante seis años, la profesional entrevistó a 114 personas, de avanzada o mediana edad, descendientes de los primeros pobladores y recogió fotografías que ahora se reúnen en el material.

Pero una de las fuentes inspiradoras y que ha surtido a la obra con abundante materia prima es el baúl de doña Rosalina del Pilar Rojas, cuya propietaria original fue Rafaela López, hermana del Mariscal. “Mi tía Rosalina tenía su baúl. Siempre queríamos saber lo que guardaba allí bajo llave. Sin embargo, cada vez que le preguntábamos qué es lo que había en él, ella respondía: son cosas nomás, documentos”.

Pero cuando ella falleció sin dejar descendencia, las sobrinas abrieron el cofre. “Fue como la Caja de Pandora para mí porque encontré muchísimos documentos y cosas interesantes. Había un documento de la participación de mi bisabuelo en la Guerra del 70, que estaba escrito a mano y en el que los pobladores certificaban que él participó en la contienda. Todo eso yo lo rescato en este libro”.

La idea de plasmar la tradición oral de Trinidad en una obra, asegura Selva Alvarez, fue alentada por Meme Perasso, quien siempre decía que “uno tiene que escribir todo lo que ve, escucha, lo que tiene y guardar las cosas que sirvan para recordar”.

También había hecho un seminario taller en la Dirección de Cultura de la Municipalidad, donde se invitó a la gente de los barrios. “Mi intención e interés siempre fue que las obras patrimoniales, el patrimonio histórico y arquitectónico de Trinidad no desaparezca. Tenía un sentido muy grande de pertenencia, incluso los pobladores se sentían orgullosos de que en la cédula de identidad se rellenara hasta hace unos años Trinidad, en vez de Asunción, como lugar de nacimiento”.

Selva Álvarez, como coordinadora del Centro Municipal N° 2 “Oñondivepa”, también realizaba un registro fotográfico de las viviendas patrimoniales, como un inventario y cada tanto organizaba exposiciones que tenían muy buena respuesta de los pobladores.

“Así empecé a entrevistar a los pobladores y fui juntando los testimonios. Me llevó más de seis años entrevistar a 114 personas. Lo que se hace aquí es un rescate de la memoria oral de la gente, algo que no está escrito en los libros y se contextualiza con los hechos históricos, los lugares, las situaciones, biografías”.

De Trinidad se han escrito muchos libros, hay una extensa bibliografía porque muchos gobernantes, presidentes del Paraguay, vivieron en el distrito comenzando por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia y Don Carlos Antonio López. Otro punto referencial es la presencia de la Iglesia de la Santísima Trinidad, tenía la Estación Botánico del Ferrocarril, la Matadería que en 1870 surtía a Asunción de carne vacuna y otros. “Trinidad siempre fue muy importante en la vida asuncena y entonces hay muchos escritos, pero lo que pasó la gente, la vivencia, es lo que se rescata antes de que se pierda para las generaciones futuras”.

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