“Dialogar y compartir con pobres”

El párroco de la Catedral, Pbro. Óscar González, exhortó anoche a los católicos “no ser “autorreferenciales”, sino, al contrario, ser dialoguista y compartir, todo lo que se pueda, con los más pobres. A cargo del sacerdote estuvo la homilía de la Vigilia Pascual, mientras la presidencia estuvo a cargo del arzobispo Mons. Edmundo Valenzuela, quien inició el acto con la bendición de fuego en la explanada de la Catedral Metropolitana, en presencia de numerosos fieles.

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En su alocución, González recordó a la futura beata María Felicia de Jesús Sacramentado (Chiquitunga) y a los jóvenes que están participando del Trienio de la Juventud. Instó a los presentes a invitar a los jóvenes, y no tan jóvenes, a que vuelvan a la Iglesia y no se sientan juzgados o rechazados. “Una vez más hagamos un mea culpa, los católicos, y con el firme propósito de acompañarlos, vayamos a la misión”, resaltó.

Recordó que la Iglesia es “casa y escuela de comunión”, “también madre y maestra”, su figura en la Biblia y en la tradición es femenina. Por ello, la persona más importante después de Jesucristo es la Virgen María. “La gente y nosotros mismos nos cuestionamos: pero si el Señor ha resucitado como es que suceden tantas cosas malas, cómo es que pasan las desgracias, enfermedades, accidentes, tráfico de drogas y rollos, trata de personas, guerras aquí y allá, destrucción, mutilación, revancha, odio… un proceso de empobrecimiento, y de embarrar los casos, una búsqueda de soluciones haciendo más de lo mismo, parece que no encontramos vías de salida”, enfatizó. 

Ante esta situación, agregó que la Resurrección de Cristo no es una ilusión o fantasía, tampoco se reduce a una experiencia subjetiva. “La Iglesia está embarcada en la cultura del encuentro, no en pactos que solo favorecen a programas o a candidatos políticos: se trata de la piedra que ha sido descartada y sigue siendo fuente de vida. Hemos de hacer que nos sintamos ‘personitas y pueblo’. Pero mira adelante, no te cierres; tú eres pequeña piedra, tienes un sentido en la vida porque eres una piedra tomada de aquella gran piedra que la maldad del pecado ha descartado”, apuntó.

En otro momento, denunció la corrupción e impunidad, amigos y enemigos, energía y tiempo perdidos, año político, embarazo precoz y violencia intradoméstica… parecen temas de élite y ante estas situaciones propuso la oración común, el valor del diálogo, la práctica… de la caridad, la compasión, la búsqueda de soluciones y no al maniqueísmo y sí a la integración y autenticidad.

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