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Bernardo Gadea cuenta que su padre, Gaspar Gadea, fue uno de los primeros pobladores de la zona. “Esta industria tiene unos 80 años y estamos todavía luchando para mantenerla por la tradición más que por la facturación. La construcción antigua es parte de la metalúrgica, pero los demás talleres de la fundición están en Ñemby”.
“Recuerdo este barrio desde que tengo uso de razón y este árbol ya estaba así mismo. Vine aquí cuando iba a comenzar la escuela y empecé a trabajar aquí ayudando a mi padre”.
Don Gaspar Gadea fue fundador de la Metalúrgica y socio fundador, además de primer presidente de la Unión Industrial Paraguaya con amplia descendencia.
“Los contados y reconocidos somos 24 hermanos. Soy uno de los menores. Mi padre enviudó dos veces en la Argentina adonde iba mucho por trabajo. Son tres matrimonios. Luego se casó y se quedó aquí a vivir con mi madre. Yo vivo aquí con otro hermano. Soy el único que se dedica a la profesión”, relata.
Bernardo Gadea recuerda como si fuera ayer el baile de las galoperas en la colina más fresca. Como una forma de mantener la tradición de la Loma Tarumá envía semillas a otros lugares para arborizar. “Es una planta poco conocida que no muy fácilmente sale. Sus frutos son comestibles y aunque a nosotros ya no nos gustan, la gente mayor la consume muchísimo sin que se le adobe la boca”.