Entrevista a la canadiense que se crió con padre gay

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La escritora sostiene que poderosas organizaciones multinacionales  –no tanto los homosexuales– financian costosas campañas destinadas en realidad a reducir la familia a su mínima expresión dentro del equivocado concepto de combatir la pobreza atacando la procreación.

 

–¿De dónde es Dawn?   

–De Ontario, Canadá.   

–¿Cómo llegó al Paraguay?   

–Vine invitada por un círculo de amigos para entrevistarme con ustedes, la prensa, con los parlamentarios y para relatar mi experiencia en una conferencia (en el local del Seminario Metropolitano, anoche). Yo sí sé lo que es crecer en un hogar homosexual. Mi padre tuvo parejas homosexuales en mi casa desde que nací.   

–¿Y su madre?   

–Mi mamá y mi papá dejaron de tener relaciones desde que mi madre se embarazó de mi hermano menor. Mi mamá tenía una enfermedad muy crónica. Era una persona muy débil y muy sumisa, y mi padre tenía una parte de la casa para sus parejas homosexuales, pero al final terminaron abarcando toda la casa. Hasta en nuestro dormitorio entraban.   

–¿En qué tiempo fue?   

–Cuando tenía yo 8 años. Mi padre ya había tenido varias parejas, algunos solo por las noches o por el fin de semana. Si andaba en pareja,  no duraba más de 4 años.   

–¿Siempre vivía la madre con ustedes?   

–Sí, pero todos nos criamos en la cultura gay. De cierta forma, era algo normal para mí, pero eso no significaba que fue fácil. Al crecer yo, no entendía mis pensamientos y sentimientos sobre la situación, siendo expuesta a las distintas expresiones de la sexualidad. Cuando era muy niña, mi padre me llevaba a las playas nudistas de homosexuales. El me hizo conocer los instrumentos eróticos, las ropas íntimas que usaban ellos, tanto hombres como mujeres. Me llevaba a los grandes encuentros entre ellos en las grandes ciudades. Cuando llegué a los 16 años, quería que me mudara a la meca de los homosexuales, San Francisco. El me usó para atraer a sus futuras parejas...   

–¿De carnada?   

–Como si fuera una mascota, para demostrar una cierta estabilidad. Mi padre solía tener parejas mucho más jóvenes que él, de 10 y menos años. Pagaba por todos. Era como un reclutador ejecutivo. Tenía su propia agencia de reclutamiento para  encuentros.

–¿Su padre vive todavía?   

–No. El murió de sida en 1991, a los 51 años.   

–¿Cuántos años tenía usted?   

–Yo tenía 28.   

–¿Cuántos años tiene usted? ¿A qué se dedica? ¿Qué pasó con su madre?  

–En mi libro están relatados los primeros 30 años de mi vida. Estoy en mis años 40. Soy contadora pública. Mi madre falleció 10 años después que mi papá. Se había mudado a Florida y se había casado con otro hombre. Pero ella no murió de sida. A mí me hicieron todo tipo de análisis para detectar algún tipo de enfermedad sexual transmisible por haber compartido con ellos tantos años de baños, utensilios, toallas. Felizmente, no me encontraron nada. Ni una sola de las ex parejas de mi padre sobrevive hoy. O murieron de sida o se suicidaron.   

 –Se supone que en países desarrollados se cuidan más...   

–Lo que pasa es que los hombres terminan haciendo sexo sin protegerse. Se prometen que van a ser monógamos, que van a tener relaciones solamente  entre ellos dos, y así  dejan los condones. Pero antes ya pudieron haber tenido cantidad de otras parejas. A veces se tarda hasta 6 meses para detectar sida en la sangre. A veces ni siquiera se ve en los análisis y solamente se detecta cuando baja su sistema inmunológico. La verdad es que son insaciables  sexualmente. Buscan el sexo libre. Hay mucha violencia a veces, un alto nivel de sadomasoquismo. Necesitan de libertad absoluta, sin leyes.

–¿Pero acaso no son ellos los que promueven las leyes?   

–Se promueven leyes para ampliar su libertad, su impunidad. Buscan  llegar a adolescentes y niños, que son su perdición. Una ley que promueven por ejemplo es la de bajar la edad del consentimiento homosexual.   

–¿Qué significa?   

–Que un niño tenga derecho a decir a los 12, a los 15 años que decidió ser homosexual, para quedar luego en poder de ellos.   

–¿Hay una ley en Paraguay?   

–En el Congreso de Paraguay hay un documento que se llama "Convención Iberoamericana del Derecho de los Jóvenes". Varios países ya lo aprobaron; otros lo rechazaron y en algunos está en estudio. En el Senado de Paraguay ya pasó por tres comisiones, y en Diputados falta una comisión.   

–Nadie se enteró...   

–Eso es lo que  quieren: que se apruebe sin que nadie se entere.   

–¿De quién es el interés? ¿Es de los homosexuales o de alguna organización política, de defensa de minorías, de quién?   

–Algunos quieren cambiar las mentes, las actitudes de los niños hacia la homosexualidad, hacia la bi o la transexualidad; no importa la expresión sexual, no importa cuán perverso sea. No quieren que haya ningún debate sobre la libertad sexual, y si hay, que se declare discriminación.   

–¿Por qué se promueve desde las mismas Naciones Unidas?   

–Esa ley pretende arrebatar a los países su soberanía, de modo que una misma ley internacional rija para todos y que los gobiernos solo cumplan, so pena de ser condenados internacionalmente. Para la educación, esto es grave porque se corrompe la inocencia de los niños y de los jóvenes, se quiebra la familia como pilar básico de la sociedad.  En agosto, Naciones Unidas, a través de su Fondo de Población, hizo una conferencia para jóvenes, en México, abierto hasta para niños de 10 años, donde hubo demostraciones explícitas de sexo, preservativos, carteles y literatura porno, objetos sexuales y parafernalia sexual...   

–Si tiene la aprobación de Naciones Unidas, ¿quiere decir que  los países están de acuerdo?   

–La mayoría de los que representan a los países en todo el mundo no están a favor de la "identidad de género" y de la "orientación sexual". Sin embargo, los grupos de presión o de interés han hecho mucha presión para formar parte de los grupos que toman decisiones. El plan finalmente es crear naciones más vulnerables a ser invadidas por una élite que quiere gobernar el mundo. Hay pruebas. La segunda cosa es el control y la reducción de la población mediante los preservativos, el aborto y hasta con enfermedades de transmisión sexual. El resultado es fomentar cada vez más parejas jóvenes infértiles que ya no pueden tener hijos. Hay otras formas cuyo objetivo es controlar la población. El presidente de la Unesco ha dicho abiertamente que hay que buscar el control y la reducción de la población...   

–¿No es homofobia?  Hasta al Papa acusaron de homofobia hace poco al visitar  Inglaterra...   

–Imagínese con qué deberá lidiar la población de Paraguay cuando su libertad de expresión, de religión sea violada,  y despojada  de  su derecho de conciencia,  por respeto al término "orientación sexual" e "identidad de género".
   
–Finalmente, ¿qué consecuencias tienen estas leyes como las aprobadas en la Argentina?   

–Va a ver que desde la preprimaria ya no se va a enseñar a los niños que una familia está constituida por el padre, la madre y los hijos. Los que enseñan así serán acusados de discriminación.   

–¿Usted tuvo algún conflicto al crecer?   

–Sí, yo quería ser un muchacho a los 8 ó 9 años, cuando mi papá me decía que vestirse unisex no importaba, o cortarme el cabello como hombre, si quería. Me animaba en esa confusión de género.   

–¿Cuál es la tendencia de los criados por homosexuales?  

–Una reciente investigación en Norteamérica reveló que el 28% de los que son criados en la cultura gay siguen los patrones de sus padres homosexuales.

Testimonio para fortalecer la familia

Dawn Stefanowicz relató anoche su testimonio ante varios dirigentes de las iglesias católica y evangélica, durante una conferencia que dictó en el Seminario Metropolitano.

El disertante fue presentado por César Ruffinelli, quien destacó la personalidad de la invitada, quien desde el momento en que fue invitada aceptó venir al Paraguay, para relatar los momentos difíciles que pasó en un hogar conformado por dos homosexuales.

Por su parte, José Bogarín, de Centro Familiar de Adoración,  destacó la personalidad de la visitante y apuntó que su experiencia servirá para fortalecer a la familia, en un momento en que está siendo atacada por todos los medios para desintegrarla. Seguidamente, leyó un pasaje del Génesis que habla el momento de la creación del hombre y la mujer, y la misión que les dio el Creador de formar la familia y multiplicarse.

Luego, la Dra. Néstar de Stark oró con los presentes, y seguidamente Stefanowicz relató su vivencia, que según indicó no recomienda a otra persona porque le costo tener una identidad. Al término de su alocución, respondió las preguntas de los presentes.

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