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“Cuando hablamos de educación inclusiva nos referimos a que todos los docentes y personal administrativo deben trabajar en conjunto con todos los alumnos, tanto con los niños con necesidades especiales como con los demás. La tarea debe centrarse en planificar las actividades para todos, sin apartar a los pequeños con necesidades especiales de lo que se organice para los demás”.
Zambrano subrayó que se debe trabajar con todos en general integrando las diferentes capacidades en el aula. “Lo ideal es que siempre estén todos juntos en el aula pero cada quien a su nivel. Si estoy enseñando en clase hasta el número 999, los chicos con necesidades especiales pueden trabajar del 1 al 9, pero siempre trabajando las mismas tareas en el aula, juntos”.
La psicóloga indica que en la atención a la diversidad no cabe planificar la enseñanza por separado. “A los mismos niños se les debe concienciar para apoyar a sus compañeritos, se trabaja mucho en grupo y en parejas”, explicó.
Zambrano apuntó que los docentes y padres deben superar los pensamientos de marginación y los estereotipos hacia las personas con capacidades especiales. “Es un ejercicio diario y de capacitación. Muchos docentes se niegan a incluirlos o ponen barreras porque piensan que no pueden enseñar a estos chicos. El trabajo es arduo, pero no imposible y las ventajas son superiores: una sociedad integrada; convivencia armónica y sin discriminación”, concluyó.