“Le hice morder freno a Stroessner”

Élida Gallano (69) integró la segunda remesa de la Policía Femenina de Tránsito que salió a las calles de Asunción en 1969. El primer grupo salió unos meses antes y para 1970 ya sumaban 45.

Jubilada municipal y dedicada a la actividad artística, recuerda muchas anécdotas: “Obviamente, como en esa época no había semáforos, nosotros hacíamos ese papel”, comenta.

El trabajo se distribuía en turnos de mañana y tarde. “Nosotras llegábamos a la base del Centro y salíamos en un vehículo que llamábamos perrera, porque los muchachos siempre dicen los perros... Y, como nosotras eramos mujeres, adaptamos al lenguaje”.

Ella recuerda muy bien que el dueño de una confitería se distrajo con una chica y casi la atropelló: “Yo estaba asignada en Nuestra Señora de la Asunción y Estrella. Ya me di cuenta de que el hombre venía muy distraído mirando a la joven que caminaba por la vereda. Cuando ya casi se me vino encima le toqué el silbato a todo pulmón. Bajó del auto y de rodillas me pidió perdón y se excusó en la belleza de la joven. No le multé, pero le advertí que debía atender”.

Destaca que recibían mucho apoyo de sus jefes de entonces, que eran Fortunato Barrios Acosta y luego el Crio. Salim Yubi. En una ocasión un militar fue muy prepotente, la maltrató y rechazó la multa. Fue a denunciarla, pero sus jefes, tras escuchar su versión, le entregaron la boleta al militar y le pidieron pasar a la caja.

La Policía Femenina tenía también el apoyo de las motos rojas de la Policía Militar (PM). “Nosotras fuimos precursoras en nuestra época, pues en la Policía de la Capital había mujeres pero en tareas administrativas, no operativas. A nivel sudamericano éramos casi las únicas, por eso los turistas nos sacaban fotos”.

Un momento muy emotivo que todavía recuerda con lágrimas fue dirigir el tránsito en Mariscal López y Perú en 1974 cuando pasaba el cortejo fúnebre de Luis Alberto del Paraná.

Otro día, un 12 de octubre durante una maratón que iba de la Aduana al club Cerro Porteño estuvo asignada en Colón y Carlos A. López. Ella había visto que el chofer del presidente se dirigió hacia Sajonia. Al rato el auto volvía velozmente por la Avda. Carlos A. López, pero ella le cerró el paso con el silbato y dio preferencia a los que estaban circulando por Colón. El vehículo hizo una ruidosa frenada sobre el asfalto. Resultó ser el propio dictador Alfredo Stroessner que volvía manejando el auto, posiblemente de la casa de Leopoldo “Popol” Perrier. “Solo lo reconocí luego de pararlo. Tenía un feroz sombrero. No tuve otra que poner mano a la visera y él levantó la mano para saludar y sonrió”. Como se dice, “le había hecho morder el freno”.

LA ERA DE MINIFALDAS

El primer grupo de la Policía Femenina del Tránsito salió a las calles de Asunción el 29 de agosto de 1969. Eran en total 22 y cubrían Palma y Estrella, en principio.

“Ser soltera, haber cumplido cuando menos 22 años y poseer una elegancia de 1,60 metros de altura como mínimo...” eran los tres principales requisitos para ingresar al cuerpo uniformado. También debían haber completado el Ciclo Básico de la Secundaria y asistir al curso preparatorio en la Dirección General de Tránsito de la Municipalidad de Asunción que entonces funcionaba en Oliva entre 14 de Mayo y 15 de Agosto.

La formación incluía un curso de defensa personal en el que se entrenaban en karate, jiu jitsu, yudo y box.

Las funciones principales eran velar por la seguridad de los niños (escolares), ayudar a los peatones en el cruce de las calles y hacer de guías de turistas.

Vestían saco y minifalda gris con dos tablas, corbata negra, kepis, cartera negra y calzado del mismo color.

Fotos: Arcenio Acuña / Archivo ABC Color y Gentileza