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“Les tratamos de convencer. Se les trata de concienciar sobre la situación y el tema del dengue, y nos dicen: ‘oñemondáma la che puerta, oñemondapa la che cosa kuéra (ya me robaron la puerta, robaron todas mis cosas)’. Hay muchas casas que fueron afectadas por robos”, dijo Julio en entrevista con ABC Cardinal.
Explicó que las viviendas de las familias que abandonan los refugios no son desmanteladas y que normalmente son custodiadas. Esas unidades servirán para albergar nuevamente a los grupos que regresen a los campamentos.
Julio añadió que el manejo administrativo que se tiene en los refugios es informal y desprolijo y que no hay una base de datos ya que solo cuentan con planillas para recibir y entregar los materiales, entre otros trámites que deben cumplirse en los distintos campamentos.
Dijo que la falta de un sistema informatizado hará que los damnificados que vuelvan a sus casas y que regresen a los refugios, lo hagan en otros lugares, diferentes al sector al que pertenecían.
El “cambio de domicilio” en los refugios, según Julio, se produce por conflictos vecinales que normalmente terminan por dispersar a los grupos.
Manifestó que en cada refugio hay un coordinador que tendrá la misión de identificar a las personas, cuando estas retornen a sus viviendas transitorias.