Cargando...
“Hay dos tipos de estudiantes: malos y buenos. A los malos se les olvida lo aprendido cinco minutos antes del examen, a los buenos cinco minutos después”, dice Patricia León Agustí. Ella es máster en Investigación Educativa y Desarrollo Humano por la Universidad Pedagógica de Bogotá y profesora de la Escuela de Posgrado de Educación de la Universidad de Harvard, donde trabajó de cerca con investigadores del Proyecto Cero. Vino a nuestro país invitada por la organización “Juntos por la Educación”, que la eligió como su primera asesora internacional para la segunda fase del trabajo que realizan.
El Proyecto Cero comenzó como una iniciativa para estudiar la influencia de las artes en la educación y se transformó con el tiempo en una nueva visión de la educación, que pone como centro a la comprensión. Esto supone reducir los contenidos, priorizando lo más importante y lo que en la práctica será utilizado por el estudiante en otras áreas del conocimiento y en la vida.
“Cuando uno enseña para un examen, el niño estudia para el examen y cuando pasa se le olvida todo lo aprendido”, dijo. Agregó que el maestro se vuelve casi editorial pues está más preocupado por llenar los ejercitarios de los libros que porque los alumnos comprendan lo que se les enseña. “Lo que tenemos que lograr es que el niño comprenda a mayor profundidad”.
¿Cómo se logra?
Comprender, según dijo, es usar el conocimiento en contextos diferentes para resolver los problemas de la vida diaria. No se debe trabajar en determinadas áreas, sino en todas. La especialista resaltó que los maestros deben estar atentos al clima escolar y al tipo de preguntas que hacen sus alumnos y que ellos mismos les hacen a los estudiantes.
“¿Qué tipo de preguntas le hago yo al estudiante para ver si realmente está aprendiendo, o solo está repitiendo”, se pregunta. Hizo énfasis en que es necesario hacer visible el pensamiento del estudiante, a través del trabajo en equipo. “De lo contrario el estudiante podría estar solo jugando el juego de la escuela”. Es decir, repetir lo que el maestro quiere que diga.