¿Micro o frutería ambulante?

Los pasajeros de la Línea 15-1 no solo deben soportar las condiciones indignas del transporte público en general. Todas las mañanas, para llegar a su destino en algún punto entre Villa Elisa y las cercanías del Palacio de Justicia, deben luchar para no perder el equilibrio o lastimarse con cajones de frutas con astillas y clavos, o bolsas de hortalizas amontonadas en los pasillos de las unidades que transitan rumbo al centro de Asunción.

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Como si a la mañana temprano los colectivos no transitaran ya suficientemente abarrotados de usuarios, los pasajeros deben compartir el ya de por sí escaso espacio con cajas de diversas frutas de estación y bolsas de cebollas, naranjas y pomelos.

La mayoría de estas cajas y bolsas –entre diez y veinte por micro– son transportadas hasta Mariscal López y General Santos, donde el ómnibus se detiene para bajar las mercaderías de los vendedores ambulantes que trabajan en ese cruce de la ciudad.

La pregunta de los pasajeros es por qué deben compartir su espacio con la mercadería, y viajar incómodamente, si pagan un pasaje en una unidad de transporte de pasajeros.

“El dueño de esta red de venta de frutas y verduras debería tener su propio servicio de distribución o contratar fletes. Es difícil tratar de ocupar un espacio entre bolsas y cajones”, se quejó una pasajera.

La foto corresponde al coche 54 y fue tomada ayer, alrededor de las 09:15.

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