Nanawa: Los horrores de la guerra

Hoy se cumple el 85º aniversario del inicio de la batalla de Nanawa, entre los ejércitos del Paraguay y de Bolivia. Como ocurre en las contiendas, los horrores vividos superan ampliamente la imaginación. Eso se dio en Nanawa y se vivió en los meses y años transcurridos hasta que llegó la paz.

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Luego de finalizada la sangrienta batalla de Nanawa, según cuenta el conductor de la guerra, José Félix Estigarribia, que fue testigo “del espectáculo más macabro de mi vida. En el sector donde los bolivianos habían roto nuestra línea y realizado su más profunda penetración en nuestro sistema defensivo, pedazos de piernas y brazos arrancados por la artillería seguían colgados de los árboles. En un lugar habían caído abrazados un soldado paraguayo y otro boliviano. Podía observarse que, después de furiosa lucha cuerpo a cuerpo, estallaron las granadas de mano que llevaba el paraguayo en uno de sus bolsillos, matando a los dos...

Impresión hasta al más pintado

Si bien Estigarribia era un hombre fogueado en lo referente a estar frente a frente con la muerte –fue combatiente de la revolución de 1922–, quedó hondamente impresionado por lo que le tocó presenciar: “Como el campo estaba lleno de cadáveres, se había dispuesto su incineración. En vez de poner leña entre los cadáveres, para conservar el fuego hasta la consunción de todos, se los había simplemente rociado con kerosén, prendiendo fuego al conjunto. El fuego se mantuvo algún tiempo, pero apenas se agotó el combustible, quedó un horrendo montón de carne chamuscada, que llenaba de insoportable olor todo el campo. Durante meses me persiguió aquella impresión atroz”.

Así lo vieron los bolivianos

Por su parte, el historiador boliviano Porfirio Díaz Machicao, refiriéndose a Nanawa, escribió: “Interpretando a la crítica militar podría decirse que la batalla de Nanawa, el 4 de julio de 1933, fue una trágica pirotecnia: cañones, minas, lanzallamas, en fin... Tembló el campo de Nanawa, ante la ira ciega de los combatientes bolivianos que, en verdad de verdades, o eran suicidas o víctimas de un asesinato táctico ideado por Kundt”.

El comandante Estigarribia, ante el rotundo triunfo paraguayo, entre otras cosas, expresó a sus comandados:

“Durante la batalla de estos últimos días, nuevas pruebas habéis dado de vuestro ardoroso patriotismo, de vuestra invencible bravura y de cuan grande es vuestra decisión de permanecer fieles a nuestro lema: ‘Vencer o morir’.

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