Obispo reclama que dinero de partidos vaya a educación

El obispo de Caacupé, monseñor Claudio Giménez, reclamó ayer que los fondos destinados a los partidos políticos pasen a educación. Al mismo tiempo, alabó el despertar ciudadano y preguntó cuándo el país abandonará el ranking de las naciones más corruptas. Para los jóvenes exigió trabajo digno y el fin de las manipulaciones con intereses políticos. Rechazó igualmente el aborto.

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Miles de fieles cristianos participaron ayer de la misa central en honor de la Virgen de Caacupé en su santuario. Entre ellos estuvieron el presidente de la República, Horacio Cartes; su vicepresidente, Juan Afara; obispos y el nuncio de Su Santidad, Mons. Eliseo Antonio Ariotti.

En su homilía, Giménez habló de varios aspectos positivos, como la elección del papa Francisco, la masiva presencia de jóvenes en Río de Janeiro y la visita del mandatario a la Santa Sede.

Pero, asimismo, afirmó que nuestra realidad no es todo color de rosas. “Hay muchos hechos que oscurecen la vida familiar. En Paraguay hay males que afectan a las familias y deben ser corregidos con urgencia”, apuntó.

Seguidamente, mencionó “el estado de corrupción en que se encuentra la sociedad nacional y que ha despertado, ¡gracias a Dios!, una gran indignación en diversos sectores, pidiendo se haga justicia” y que “eso va generando resultados sorprendentes”. Recordó que los obispos ya denunciaron el daño a la moralidad pública que se ha evidenciado por el descrédito de las autoridades públicas, por el tráfico de influencias y por el nepotismo. “Duele muchísimo saber que a nivel continental Paraguay esté entre los países más corruptos. Sacudámonos y cambiemos nuestra mentalidad y nuestro proceder para limpiar la mala fama que tenemos”, resaltó, y agregó que la Iglesia es la primera en reconocer y aceptar los hechos de corrupción le afectaron.

Al abordar la realidad juvenil, sostuvo que las drogas y el alcoholismo son las causas de la violencia irracional generalizada y causa principal de muertes y accidentes en las calles y rutas del país. “Los jóvenes, no se dejen manipular; más bien tomen conciencia de ser protagonistas de una nueva historia”, les expresó.

También mostró su preocupación por el consumo de drogas, el alcoholismo y las múltiples amenazas contra la vida, como el aborto y la eutanasia, como también las violaciones. Añadió que el aborto no se olvida.

Igualmente, Giménez manifestó su preocupación por el matrimonio y la mínima importancia que se le da al sacramento del matrimonio. “Nuestro método pastoral prematrimonial necesita adaptarse a las necesidades actuales y a los desafíos cada vez mayores: las separaciones prontas, los separados y vueltos a casar, los concubinatos, las uniones de hecho, como un experimento a ver si nos funciona”, dijo.

También habló de los trabajos que hace la Iglesia para recuperar a los jóvenes y la familia, pero, al mismo tiempo, criticó la intención de legalizar la unión de personas del mismo sexo, lo cual afecta y oscurece la vida familiar, más aún si pretenden adoptar niños.

En otro momento, clamó por la defensa del medio ambiente y fustigó la tala masiva de bosques. “Pregunto: ¿cuesta tanto exigir que se respeten las leyes ambientales? ¿Por qué seguir siendo tan inconscientes e irresponsables? ¿Dónde está el amor a la patria?”, dijo.

Giménez también reclamó a los empresarios trabajos decentes. “Conviene insistir en generar empleos, el trabajo digno para que mejore la calidad de vida de todos los paraguayos, y puedan superar ellos mismos la dependencia y la mendicidad, que denigran al ser humano y lo convierten en instrumento político-ideológico de fácil manejo”, resaltó.

Además, pidió una educación con un gran presupuesto, muchísimo más que a los partidos políticos, que deberían sobrevivir con el aporte de sus afiliados, como cualquier otra organización social, cultural o religiosa. “Las generaciones actuales deben recibir una formación excelente si pretendemos engrandecer de verdad el Paraguay”, aseguró.

Mons. Claudio Giménez pidió además que los paraguayos sean honestos y coherentes con su fe, allí donde vive, estudia o trabaja. Explicó que la Iglesia está trabajando con las familias y hoy muchas son evangelizadoras. Invitó a los presentes a “no quedar mirando en la estación, sin animarnos a pegar un salto y a meternos en algún vagón con los demás”.

En otra parte de su alocución, Mons. Claudio Giménez explicó a los presentes el significado de la Inmaculada Concepción, y al respecto afirmó que quiere decir purísima, que no tiene mancha. La Virgen María fue elegida por Dios para ser la Madre de Jesucristo, el Salvador. Por esa razón, Ella fue preservada de todo mal, inmaculada, pura y limpia en su concepción, sin pecado original.

Al relacionar ese misterio con nuestra realidad, abogó por paraguayos transparentes y honestos, coherentes con su fe, allí donde vive, estudia o trabaja. “Nosotros estamos llamados a dar ejemplo con la vida, en cualquier lugar donde nos toque actuar, con la honradez, la decencia y la rectitud”, resaltó.
Giménez dijo que la Iglesia está impulsando un trienio de la familia, y se han detectado muchas cosas hermosas, que se fueron dando en el seno familiar, y desde la familia fueron adornando a la sociedad. Muchas familias se han ido convirtiendo en verdaderas familias evangelizadoras. La pastoral familiar se ha fortalecido gradualmente, con encuentros, asambleas, congresos que dan buen resultado.
Seguidamente, abogó por una familia cristiana como vivero de vocaciones sacerdotales y religiosas. “En este punto tenemos que crecer muchísimo más: saber entregar los hijos/as a Dios, y que los jóvenes, al sentir el llamado, sepan ser generosos y valientes, y responder “¡Sí, Señor, te sigo!”, indicó.

En otro momento, resaltó el despertar ciudadano y apuntó que “aprendimos a exigir nuestros derechos, sin olvidar que también tenemos deberes que hay que cumplir; nuestras responsabilidades en la Iglesia y en la sociedad”. Agregó que la evangelización de la familia es un hecho que va creciendo en Paraguay: la Palabra de Dios va acomodándose cada vez más en el seno familiar, para dar sus frutos; cada familia con su Biblia. En ese sentido, valoró el emprendimiento de ABC Color, que en una de sus ediciones incluyó la distribución de la Biblia a un precio muy accesible. “Sabemos que hay mucho por hacer, pero también somos conscientes de que el tren ha empezado a partir”, indicó.

Seguidamente, invitó a los paraguayos a no quedar mirando en la estación al tren, sin animarnos a pegar un salto y a meternos en algún vagón con los demás. La consigna es: ¡Evangelizar la familia!, casa por casa. En eso consiste nuestra Misión Permanente en Paraguay.

En un pasaje de su homilía, Mons. Giménez también lamentó las muertes que sucedieron la madrugada de ayer en el Norte, donde se está generando un ambiente de violencia. En la misa de ayer, al presidente Horacio Cartes se lo vio muy participativo, incluso llegó a comulgar.

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