Resaltan reacción contra corrupción de parlamentarios

Numerosos jóvenes participaron de la 16ª peregrinación de la Pastoral Juvenil Nacional al santuario de Caacupé. Los creyentes desde tempranas horas se reunieron en el seminario San José, que se encuentra a la entrada a Caacupé, y aproximadamente a las 16:00, marcharon hacia el santuario donde se celebró la misa, que estuvo presidida por el obispo de Villarrica, Mons. Ricardo Valenzuela.

En su homilía, el asesor de los jóvenes criticó la inequidad que impera en el país, donde hay una porción de compatriotas que gozan de todas las ventajas del bienestar económico y de todo tipo de progreso, y la multitud enorme, en condiciones de extrema indigencia, de hambre.

“No es lícito resignarse al espectáculo inmoral de una sociedad como la nuestra, donde hay personas que pueden morir de hambre, que no tienen casa, que no tienen instrucción más elemental, que no encuentran trabajo o que no disponen de los cuidados necesarios en caso de enfermedad y que incluso por ser pobres no son atendidos en algunos hospitales y a consecuencia de esta desatención, fallecen”, indico. Ante esta situación, propuso una Iglesia que promueva la solidaridad.

En otro momento, habló del valor de la honestidad como virtud y resaltó que el honesto es aquel que no miente, que respeta la palabra dada, incapaz de cualquier apropiación indebida en sus negocios y en el ejercicio de sus responsabilidades públicas o privadas. Agregó que un país cuyos hombres públicos son deshonestos paga un tributo inmenso a la deshonestidad insaciable de sus líderes. “Cuando la deshonestidad se instala en la administración pública, no hay recursos que lleguen a programas de desarrollo y de mejora de las condiciones del pueblo; cantidades enormes desaparecen por canales ocultos y mediante los procesos más habilidosos. La forma, sin embargo, más rebelde de deshonestidad es la que se identifica con la viveza. El honesto, entonces, pasa a ser considerado como ingenuo, výro, zonzo, que no sabe aprovechar”, resaltó.

Seguidamente, calificó de saludable la protesta de los shoppings, cines, restaurantes, discotecas, peluquerías, gimnasios, bares, etc., que se han plegado a una inédita protesta ciudadana de condena a los parlamentarios porque creen que han actuado no de buena fe.

“Esta inusual reacción del pueblo y en ella muchos jóvenes representa una brisa de aire fresco en nuestra habitualmente adormecida sociedad”, puntualizó. Resaltó que la corrupción es una de las grandes causas del triste estado de cosas que está viviendo el país. El dinero público se ha dilapidado en gastos innecesarios, o, simplemente, se ha robado de mil formas, siempre con total impunidad. Añadió que el Papa ha rezado por tantos jóvenes que reciben de los padres “pan sucio”, que obtienen ganancias como fruto del soborno y la corrupción. Finalmente, exhortó a los jóvenes poner fe y la vida tendrá un sabor nuevo y una brújula que te indicará la dirección.