Salta dio el salto, Asunción también puede

Salta es una ciudad de 600.000 habitantes, en muchos sentidos comparable a Asunción, que en pocos años ha experimentado una transformación que ha disparado el turismo y elevado la calidad de vida. No se hizo nada extraordinario ni muy caro. Se impulsaron medidas prácticas y realistas y se apuntó al cambio de mentalidad, con resultados asombrosos. Mucho para imitar.

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“A orillitas del canal, / cuando llega la mañana, / sale cantando la noche / desde lo de Balderrama”, dice la famosa zamba de Gustavo “Cuchi” Leguizamón y Manuel J. Castilla en referencia al también famoso boliche Balderrama, otrora refugio de la bohemia salteña, cuando era una humilde cantina en una zona marginal de Salta, al costado del zanjón que atravesaba la ciudad por la calle Esteco. Ahí se juntaban los cantores a despedir las noches y recibir las madrugadas, “dele chispear la guitarra” entre vinos y coplas, bombos y bagualas.

Hoy el boliche Balderrama es un punto casi obligado de los turistas, donde es necesario reservar con anticipación para cenar y disfrutar del espectáculo, en tanto que el zanjón ha sido cubierto por la Municipalidad y convertido en el “Paseo de los Poetas”.

Hay una fotografía, entre los cientos que adornan las paredes del establecimiento, en la que aparecen Leguizamón, Castilla y el intendente de la ciudad, Miguel Isa. Cuando les preguntan a los dueños quiénes son esas personas, responden: “estos dos son los que escribieron la zamba Balderrama, y este de aquí es el que les tapó el canal”.

Transformación

La anécdota, además de encarnar la proverbial simpatía de los salteños, refleja la formidable metamorfosis que ha experimentado Salta en un tiempo notablemente corto, no más de una década.
“Aquello era una roña, una oscuridad, lleno de puestitos que se caían, ahora es un paseo hermoso, la plaza del barrio, y lo vamos a ampliar”, comenta, justamente, el intendente Miguel Isa, uno de los protagonistas de esa transformación.

Isa, un justicialista proveniente del interior de la provincia, con pasado de vendedor ambulante, hijo político del caudillo Roberto Romero, de la línea del hoy senador Juan Carlos Romero y del gobernador Juan Carlos Urtubey, aliado del gobierno de Cristina Kirchner, lleva once años en el cargo, cumple su tercer mandato, fue dos veces reelegido, todo un acontecimiento en Salta, que había cambiado a 33 intendentes en los cuarenta años anteriores.

Como todo gobernante con un tiempo largo en el poder, tiene sus partidarios y sus acérrimos detractores, pero el hecho es que esa estabilidad, sumada a una gestión pragmática y sensata, orientada a los incentivos y a la participación ciudadana, han producido progresos admirables.

“Salta La Linda” pasó a ser también la ordenada, la limpia, la amigable, la refinada, la cosmopolita.

Turismo y conciencia

El factor movilizador ha sido el turismo, que actualmente ya genera en esa provincia tantos ingresos y tanta mano de obra como el tabaco, su producto de renta más tradicional.

Solo en Salta capital, el número de turistas pasó de 700.000 a 1.300.000 al año, con un incremento en la tasa de estadía y un alto porcentaje de extranjeros, alrededor del 40 por ciento.

Las plazas hoteleras crecieron de 8.000 a 12.000, con una oferta de 226 hoteles y 80 agencias de viajes que organizan excursiones a los múltiples atractivos de la provincia y de vecinas como Jujuy.
Se han hecho obras y mejoras, se han ejecutado programas específicos, pero el verdadero sostén de ese crecimiento ha sido el convencimiento de los salteños, del sector privado, del ciudadano común, de que el modelo es conveniente para todos y que es necesario que cada quien haga su parte para conservarlo y desarrollarlo. Ahí radica el gran éxito de Salta. Es un placer ver a la gente orgullosa de su ciudad y comprometida con ella.

En menos de diez años

Cuidadoso de no atribuirse todos los méritos, Isa aclara que el proceso comenzó antes de su gestión, ya desde el retorno de la democracia en el año 83, cuando la gobernación provincial contrató primero a una agencia de turismo, luego creó una secretaría y después un ministerio, pero “el bombazo”, como lo llama el intendente, se produjo en los últimos ocho o diez años.

“Antes esto era pueblo, pueblo, bien campo, todos nos conocíamos, yo vivía en el interior, en la frontera con Bolivia, y cuando venía me preguntaban por mi papá, que hacía rato no lo veían. Nos conocíamos con todos los mozos, que tardaban horas en atenderte. Todo era leeeento. Los edificios públicos e históricos se venían abajo, las calles estaban destruidas, las plazas y parques no se mantenían, el centro era un amontonamiento, y a nadie le importaba, siempre había sido así y era normal”.

Y hay que ver lo que es ahora Salta. Aunque el intendente no se da por satisfecho y reconoce que todavía tienen muchos problemas y detalles que ajustar en el día a día, al menos a simple vista no se ve una suciedad, todo parece estar en buen estado, los edificios, los espacios públicos, los comercios, las ferias. Ambiente agradable, excelente gastronomía, folclore y tradiciones por doquier, historia y cultura, información buena y fácilmente disponible, amplias zonas comerciales y museos de primer nivel, algunos de renombre mundial, como el impresionante de Arqueología de Alta Montaña, completan el panorama.

Medidas prácticas

Nada de lo que hicieron es del otro mundo ni demandó gastos exorbitantes. A menudo solo se trató de poner en práctica ideas sencillas y prácticas, como convertir algunas calles en peatonales solo a determinadas horas del día o retirar las oficinas municipales y públicas del centro de la ciudad para ahorrar espacios de estacionamiento y descongestionar el tránsito.

Comenzaron por una puesta a punto del casco histórico, con el buen tino de ser muy estrictos en el cumplimiento de las ordenanzas sobre contaminación visual y cartelería. Cuenta Isa que los edificios “estaban destartalados” y que hicieron convenios con la provincia y arreglos con las pinturerías y con propietarios de casonas para no dejarlas caer. “Durante años el centro fue una galería de andamios, por momentos se detenía, por momentos continuábamos, pero tomamos la determinación y pudimos poner en condiciones la capital, así como muchas ciudades del interior de la provincia”.

La clave, señala, estuvo en la articulación entre lo público y lo privado, se redujo el enfrentamiento político y eso ayudó mucho. “Con el tiempo, todos fuimos aprendiendo, hoy valoramos y queremos a los turistas y a los vecinos, mejoró la atención, la inversión en los negocios, porque antes te ponían una mesa nomás con un mantel que no cambiaban nunca. Nos controlamos unos a otros, los comerciantes entre ellos, los feriantes entre sí, ellos nos exigen a nosotros y nosotros a ellos”.

Ambulantes y artesanos

Organizar a los vendedores ambulantes y a los artesanos “fue una gran pelea”, donde no faltó el uso de la fuerza pública. “Yo fui ambulante también, es un tema sensible para mí, pero en un momento tuvimos que mirar para otro lado y que entren gendarmería, policía, aduanas a hacer cumplir la ley, porque las peatonales eran un mercado persa, no se podía ni caminar”, dice Isa.

A la larga no solo se lograron los objetivos, sino que todos salieron ganando. Con las artesanías, por ejemplo, se revitalizó una zona antes deprimida de la ciudad, la hoy célebre calle Balcarce, actualmente llena de restaurantes, peñas folclóricas, el lugar donde se concentra la vida nocturna de la ciudad. Los artesanos hacen allí sus ferias y se autorregulan para tener una oferta variada y de muy buena calidad. Los ambulantes ocupan espacios específicos en el Parque San Martín y en el mercado San Miguel, que fue reformado y mejorado. No se les permite ubicarse en sitios no autorizados.

La basura

El manejo de la basura fue otro éxito. Tienen un vertedero con relleno sanitario que es un modelo en Sudamérica, con 125 tubos de 25 metros para la quema de gas metano. Eso se certifica y se convierte en bonos de carbono que le venden a Alemania.

En el centro tienen cinco limpiezas diarias, pero el énfasis está en la concientización. En este momento, por ejemplo, están sacando a las calles cuadrillas de funcionarios jóvenes, bien vestidos e identificados, previamente capacitados, a recorrer en tres turnos el micro y el macrocentro para identificar a personas que tiran papeles al suelo o sacan la basura a deshora y decirles educadamente cómo tienen que proceder y por qué.

El transporte público

El transporte es otro gran capítulo. No optaron por el metrobús porque, como Asunción, carecen de suficientes avenidas anchas. Sin embargo, adoptaron el sistema de cobro centralizado por parte de una empresa única, que luego distribuye los ingresos por kilómetro recorrido y no por pasajero transportado, lo que mejora el incentivo para las frecuencias y la calidad del servicio. Adicionalmente, se hacen cumplir rigurosamente las normas de tránsito, velocidad, paradas. Pudieron aumentar el número de colectivos de 140 a 500, y ninguno tiene más de 4 años de antigüedad.

Dense una vuelta

En cada cosa hay algo que aprender. A menos de dos años de las elecciones municipales, sugerimos a los aspirantes a intendente y concejales de Asunción que se den una vuelta por Salta. A veces no hay que ir tan lejos para sacar buenas ideas.

arivarola@abc.com.y

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