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Se refería a los bandidos narcobadulaques del EPP los que, sin embargo, siguen haciendo lo que quieren en el norte del país.
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No solo le escriben la agenda, sino, además, como reconoció el propio HC en su bizarro mensaje del jueves por la noche, los tendrá en ella “durante muchos años”.
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¿Cuántos muertos más costará la inacción de las autoridades en este caso? ¿Cuántas familias enlutadas, cuantos secuestros sin sentido, como el de Edelio Morínigo?
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Mientras, vagones de dinero de los contribuyentes paraguayos van a dar a las arcas de una policía corrupta hasta sus cimientos y de unas Fuerzas Armadas que parece fueran de juguete. Patético.
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Llamaron además a dar algunas pautas respecto al razonamiento del Presidente que dijo en su extraña alocución que el EPP ataca porque “se les presiona”.
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Dijeron que entonces, siguiendo esa línea de razonamiento, cada vez habrá más casos de dengue y chikunguña porque se combate fuertemente al mosquito Aedes aegypti.
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También podría decirse que cada vez que se implemente el programa de lucha contra la pobreza, la reacción será que habrá mucho más pobres. ¡Qué raro!
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¡Qué pena dan las centrales sindicales! Disfrazados de reivindicadores de los derechos de los trabajadores, no actúan más que como trampolín para los revolú bolivarianos del estilo de Pakova Ledesma y Rocío Casco.
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Precisamente estos paladines –más Karina y López Perito– fueron los que hicieron uso de palabra en el último congreso de centrales sindicales, donde se habló de todo menos de reivindicaciones gremiales.
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Y mientras la ANR, el PLRA y otros partidos se van consumiendo, pudriéndose en ambición y reverberando de corruptos, los bolivarianos hacen silenciosamente el trabajo político, agazapados y esperando turno. Si todo sigue así, pronto tendremos nuestro propio Gorila al estilo Maduro.
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En el acto de las mujeres coloradas realizado en un hotel superchururú, un periodista farandulero fue echado del acto por llevar en sus brazos al terrorífico muñeco Chucky. “Es que la presidenta partidaria no quiere competencia”, se escuchó decir a una “seguidora”. ¡Qué risa!
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En venganza, alguien ordenó no solo botar al equipo periodístico del lugar, sino, además, les retuvieron el vehículo del canal hasta mucho después de finalizado el acto político del oficialismo. Una actitud, a todas luces, autoritaria y si te descuidás, hasta inconstitucional. ¡Qué peligrosos son!