Tope a tarjetas afecta más a los de menores ingresos

El siguiente análisis fue elaborado por el equipo de la consultora Investor Economía por encargo de nuestro diario. Les solicitamos una evaluación técnica del impacto que podría tener la ley que fija un tope muy bajo a las tasas de interés de las tarjetas de crédito. Lo más resaltante es que se restringe el acceso al crédito formal a los portadores de un millón de plásticos con líneas de hasta G. 5 millones, que componen el 75% del total, debido a que generan un retorno ínfimo, en algunos casos de apenas el 1%, que no compensa el riesgo. Es probable que la medida empuje a parte de este gran segmento al mercado negro, donde las tasas son usurarias.

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Existen en Paraguay alrededor de 1 millón 300 mil tarjetas de crédito, con la particularidad de que las mismas se concentran en clientes con líneas de crédito relativamente bajas. El 40% puede operar solamente hasta 2 millones de guaraníes, es decir, son clientes con ingresos bajos y medios.

El 75% de las tarjetas de crédito tienen una línea de crédito de hasta 5 millones de guaraníes y solo el 25% restante, el estrato de mayores ingresos, dispone de una línea de crédito superior a los 5 millones. Esta estructura del mercado de tarjetas de crédito indica que, para los segmentos de ingresos medio-bajo y medio, la tarjeta de crédito es una herramienta importante para el consumo.

El crecimiento de la oferta en el mercado de tarjetas de crédito acompañó la tendencia registrada por la demanda. La cantidad de comercios adheridos se duplicó en los últimos cinco años y actualmente existen unos 21.000 comercios adheridos al sistema en todo el país, aunque se concentran en gran medida en Asunción y el área metropolitana. Entre los locales de mayor utilización se encuentran: supermercados y afines, boutiques, estaciones de servicio, tiendas de electrodomésticos y electrónica, y restaurantes, bares y afines.

Se estiman niveles de consumo en torno a 8,4 billones de guaraníes mediante tarjetas de crédito para el año 2015, lo cual arrojaría como resultado un crecimiento medio del 12% anual en los últimos cinco años.

En el mercado paraguayo existen 5 procesadoras de tarjetas de crédito, donde la mayor, con el 63% del mercado, es Bancard SA, propiedad de un grupo compuesto por 11 bancos y 6 financieras del país. En segundo lugar se ubica Procard con el 24% del mercado, siendo Bancard SA su accionista mayoritario.

Con respecto a la distribución por marcas –al igual que en el resto del mundo– Visa concentra el mayor número de tarjetas de crédito emitidas en el Paraguay, seguida por MasterCard. La marca regional Cabal se ubica en el tercer lugar en cantidad de tarjetas, seguida por Dinelco y Panal.

Las entidades financieras emisoras son bancos, financieras y cooperativas. Dichas entidades son las encargadas de ofrecer el producto como tal y asumir el riesgo a cambio de una tasa de interés por la cartera financiada y comisiones sobre la provisión del producto y la facturación de la tarjeta.

Es importante recalcar que las tarjetas de crédito son líneas de crédito sin garantía real y las tasas cobradas por las entidades financieras dependen del riesgo de incumplimiento de la obligación contraída por parte del consumidor: aquellos consumidores con mayores ingresos tendrán una mayor posibilidad de cumplimiento y menores tasas a diferencia de consumidores con un menor nivel de ingresos.

La fijación de tasas por ley crea un riesgo sobre el consumo en un momento de desaceleración.

Tras la reciente promulgación de la Ley Nº 5476, que, de acuerdo con su primer artículo, tiene por objeto regular el uso de las tarjetas de crédito, se generan diversos efectos directos e indirectos sobre toda la economía, principalmente sobre el comercio y el consumo de las familias.

Tasas de interés

Las tasas del mercado de las tarjetas de crédito deben ajustarse a dos perspectivas interdependientes. Por un lado, la del negocio, y, por el otro, el bienestar social. En cuanto a las tasas registradas en el mercado paraguayo, al mes de setiembre se registró una tasa máxima media del 48,23% anual y una mínima del 21,64% anual para los bancos. En el caso de las financieras, el promedio de la máxima se ubicó en 43,44% anual y la mínima en 27% anual.

Al analizar la evolución de las tasas desde el año 2011, se verifica una tendencia al alza en la tasa máxima de los bancos acompañada por una tendencia a la baja de la tasa mínima. Dicha tendencia pudo verse influenciada por la política de bancarización impulsada por los bancos, que integró a nuevos participantes al mercado financiero con un mayor nivel de riesgo. Esta tendencia también se comprueba con el constante aumento en la cantidad de tarjetas emitidas. Por el lado de las financieras, se verifica una tendencia más estable, sin embargo, desde 2014 se verifican aumentos en la tasa máxima.

Si comparamos el comportamiento del mercado nacional con relación al regional verificamos que las tasas se encuentran acordes al promedio de la región, siendo Brasil uno de los países con tasas más elevadas, superiores al 160% anual, y Chile uno de los países con menores tasas para la región.

Tope

El artículo 9º de la Ley 5476 establece que los intereses máximos aplicables por el uso de tarjeta de crédito no podrán exceder tres veces el promedio de las tasas pasivas vigentes en el mercado.

Antes de esta ley, las tasas de interés eran fijadas por las entidades financieras de manera libre, atendiendo a los niveles de riesgo en cada caso y también a la rentabilidad deseada. La única regulación por parte del Banco Central era la de fijar un límite máximo de tasas en moneda nacional y extranjera equivalente a un 30% por encima del promedio de las tasas activas del sistema, después de lo cual se considera usura. Ese límite fue de 54,97% en el mes de agosto para el caso de créditos en guaraníes.

Precio del dinero

El mercado financiero y, dentro de él, el de tarjetas de crédito, tiene por definición asimetrías de información: el cliente SABE si va a devolver un crédito y el banco NO SABE si el cliente lo va a hacer. Esto implica la existencia de riesgos para la entidad financiera, que se compensan a través de incrementos de la tasa de interés, de manera que el cliente que paga cubre los costos del cliente que no paga.

Las intervenciones eficientes en los mercados financieros son aquellas que consiguen diseminar la mayor cantidad de información para los consumidores con el fin de generar mayor competencia y reducir la tasa de interés de manera genuina.

Los controles de tasa de interés (que es el precio del dinero) hacen que esta tasa deje de compensar por el riesgo que asume el banco y, por tanto, el mismo no tenga incentivos para seguir otorgando créditos o, en este caso específico, tarjetas de crédito.

El resultado final es la reducción de la oferta, lo que afecta a aquellos clientes cuyas tasas de interés no son suficientes para compensar el riesgo asumido, situación evidente sobre todo en niveles de ingreso más bajos.

Los de menos ingresos

Los principales afectados por esta ley serán los usuarios con ingresos medios-bajos y medios. Serían los principales perjudicados porque, al perder la tarjeta de crédito, perderían también la capacidad de utilizar la misma como medio de pago y como acceso al crédito. La regulación de las tasas podría llevar a una escasez de este tipo de crédito en los sectores de menores ingresos. Esto, a su vez, podría tener como consecuencia el aumento de la demanda de créditos en los mercados no financieros (tiendas) y los informales, que, al no tener regulación, podrían subir las tasas como consecuencia natural del exceso de demanda.

En síntesis, la pretendida protección al consumidor de tarjetas de crédito no tendría efectos positivos, ya que el usuario, al no tener tarjeta de crédito estará expuesto a tasas superiores en los distintos comercios y en el mercado negro.

Es importante considerar que deben ser los organismos responsables los que se involucren en este tipo de regulaciones y no el Parlamento, que no posee el conocimiento acabado para realizarlas. Este último sí debería controlar y fiscalizar, a través de sus funciones constitucionales, la gestión de estos organismos responsables, en este caso en particular, el Banco Central del Paraguay y la Superintendencia de Bancos.

En resumen

El impacto esperado a partir de esta nueva ley, se podría resumir en los siguientes puntos:

- Como los costos operativos y la morosidad son proporcionalmente mayores a menor línea de crédito financiada, afectaría principalmente a personas de ingreso bajo y medio bajo, que son las que acceden a líneas de crédito menores.

- Muchos clientes hoy bancarizados dejarán de serlo, ya que las tasas de interés cobradas por financiamiento no compensan los costos involucrados.

- Se reducirían los ingresos de parte de la cadena de pagos: bancos, supermercados, tiendas, recaudación tributaria.

- Desfinanciaría a los sectores de menores recursos.

- Reduciría el consumo, por desaparición de un medio de pago para ciertos sectores.

- Induciría a una menor formalización y, por ende, menor recaudación fiscal.

Es importante tener en cuenta que, de acuerdo con el Índice de Competitividad Global, Paraguay es uno de los países de América latina y el mundo con menor avance y acceso a servicios financieros de su población, situado en el puesto 80 entre 144 países. Por lo tanto, cualquier medida que pueda traer como consecuencia la reducción de los niveles de bancarización debe ser analizada con mucha cautela.

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