“A vosotros, jóvenes, porque sois fuertes”

Con estas mismas palabras del título se dirigió San Juan (1 Jn 2,14) a los valientes jóvenes de su comunidad, que, sin recursos y a pesar de graves riesgos y amenazas, lucharon contra poderosos , para defender su proyecto cristiano.

Cargando...

A vosotros, jóvenes de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), los ciudadanos honestos del Paraguay os felicitan, os agradecen, os acompañan y os animan para que perseveréis en vuestra lucha contra la corrupción y en defensa de la justicia.

Los ciudadanos reconocemos que es verdad lo que ha dicho Rodrigo González, Presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad Politécnica de la UNA: los jóvenes son los que tienen “fuerza y autoridad moral” para llevar adelante esta legítima causa.

Los jóvenes universitarios están demostrando no solamente fuerza y autoridad moral, también evidencian inteligente capacidad de organización y extraordinaria fortaleza perseverando día y noche en incansable vigilia, para lograr sus legítimos objetivos.

Sin poder político, sin violencia, sin armas, sin dinero, sin padrinos en las Cámaras legislativas o en los partidos y movimientos políticos, frente a los saboteadores de la educación, la defienden con la energía de la convicción y la firmeza de la decisión irrevocable, porque saben que la educación es un derecho humano fundamental, un bien público y un vector básico del desarrollo humano, social, moral, científico, profesional, económico y político.

Están demostrando que es posible hacer justicia, que se debe y se puede destronar a los corruptos y derrotar a la corrupción.

Son fuertes por ellos mismos, por su unión solidaria y por los valores que defienden frente a los corruptos. Son fuertes por ser auténticos porque no han denunciado, presionado y forzado a renunciar a verdaderas autoridades, sino a usurpadores que ocuparon y/o ejercían cargos de jerarquía, mediante estrategias no transparentes ni éticas.

La reacción de los universitarios asuncenos ha despertado a sus compañeros de otras universidades nacionales del interior: Caaguazú, Caazapá, Ciudad del Este y la filial de Mallorquín, Encarnación, Misiones, Pilar y Villarrica. No todos con el mismo vigor y eficacia, ni con el mismo apoyo de la ciudadanía.

Los ciudadanos agradecemos a los jóvenes universitarios su valentía porque han asumido con estilo propio el rol y responsabilidad que otras personas e instituciones del Estado y del Gobierno deberían haber cumplido hace tiempo y no lo han hecho por negligencia o pasividad o complicidad o permisividad o ignorancia, dejando que dinero de los ciudadanos, administrado por el gobierno y sus funcionarios y destinado a educación, investigación y extensión universitaria se robe descaradamente durante meses y meses, en perjuicio grave de los estudiantes, de las universidades y de toda la nación.

Es posible que haya quienes pretendan minimizar la gravedad de los hechos delictivos que se van descubriendo diciendo que al fin solo son unos pocos los sorprendidos en irregularidades; o bien quiénes digan: “qué hace una mancha más al tigre”. Desgraciadamente no se trata de una mancha más ni de problema de piel. La gravedad de estos escándalos no solo se mide en términos cuantitativos y epidérmicos, sino sobre todo en términos morales, sociales y axiológicos, es decir, de valores fundamentales y vitales para la subsistencia en el presente y en el futuro inmediato y remoto de la nación.

La corrupción es grave en todos los escenarios, pero en la educación es cancerígena acelerada, porque contagia y reproduce las células malignas nada menos que en los miembros (jóvenes de hoy, profesionales del futuro) fundamentales para la construcción y el sostenimiento permanente y actualizado de toda la nación. Si la corrupción entra en las universidades, Paraguay está incubando su autodestrucción, su propia muerte.

Que me digan las madres y los padres ¿a dónde enviar los hijos para estudiar y capacitarse profesionalmente, si saben que las universidades están corrompidas en manos de corruptos corruptores?

Que me digan los ciudadanos comunes, ¿para qué pagar impuestos si nuestro dinero destinado a educación, investigación, formación profesional, extensión universitaria se lo reparten los corruptos en sus sueldos abultados y entre sus familiares, amigas y amigos?

Valientes y fuertes jóvenes universitarios, muchas gracias por presionar para que se cumplan las leyes, para que haya justicia y se extirpe la corrupción.

jmonterotirado@gmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...