Acuerdos en los límites de la Constitución

La embestida del oficialismo colorado para incorporar la reelección presidencial está generando un terremoto político. La posibilidad cierta de llegar a un consenso disparó todas las alarmas en la disidencia colorada y el oficialismo liberal. Casi de inmediato empezaron a trabajar en la construcción de un frente para frenar la iniciativa.

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Habilitar un segundo mandato sería un obstáculo importante para las aspiraciones presidenciales del senador Mario Abdo Benítez y de Efraín Alegre, presidente del PLRA. Podría incluso dejarlos fuera de carrera.

La nueva estrategia colorada se apoya en las necesidades de los sectores de izquierda y utiliza las enormes grietas que generó Alegre en el PLRA. Sin esos elementos sería imposible pensar en una modificación constitucional.

El acuerdo elimina todas las dudas a la candidatura presidencial del senador Fernando Lugo. Lo aleja de cualquier interpretación vidriosa en el ámbito judicial. Además compromete enormemente la posibilidad que Efraín Alegre sea finalmente candidato presidencial. Eso lo debilita en la interna partidaria y pone en duda su capacidad de liderazgo. Es un acuerdo donde, de algún modo, todos los participantes salen ganando.

El punto más controvertido es por dónde ir para lograr la modificación constitucional. Eligieron la vía de la enmienda. Un camino corto que tiene la virtud de que la decisión final queda en manos de los electores. Son ellos los que en votación nacional decidirán por el si o por el no.

Al proponer la enmienda los colorados se apoyan en esa zona gris del derecho donde las interpretaciones mandan. Es el mismo camino que en 2008 eligió la oposición para llevar a la presidencia de la República a Fernando Lugo, aún siendo sacerdote y existiendo una clara prohibición constitucional para que pudiera ser candidato. Lo que esta por verse es si la estrategia todavía puede funcionar.

Los que se oponen a la iniciativa empezaron a operar en dos niveles. Por un lado la batalla comunicacional donde se trabaja intensamente para sacar legitimidad social a la iniciativa. Instalar en la percepción ciudadana que el proceso es irregular, por tanto debe ser rechazado. Eso no solo podría ayudar a sacar sustento a la propuesta, además tendría un efecto a largo plazo que afectaría a los candidatos presidenciales surgidos de ese acuerdo. Bien podría restarle votos por fuera de las máquinas partidarias.

El segundo nivel es la creación de un frente político para pelear votos en el Congreso la próxima semana cuando se baje la propuesta a las cámaras. Por ahora la tarea es ardua. En la Cámara de Senadores, donde el oficialismo no tiene mayoría y se dará la gran batalla, la oposición empezó a tener grietas.

El senador Lugo y sus partidarios coquetean con la posibilidad de apoyar la propuesta colorada y el senador Llano admite un eventual respaldo, pero por ahora no hay nada definitivo. Nada es seguro, todo esta siendo revisado a la luz de intereses y necesidades. Las negociaciones son intensas pero están lejos de estar cerradas.

El presidente del PLRA salió a marcar los límites del debate. Hizo público el rechazo del partido a un segundo mandato y amenazó abiertamente con expulsar a todos aquellos que apoyen esa iniciativa, incluido el senador Blas Llano, su rival interno más duro. Eso pone al límite la interna liberal. Alegre sabe que una decisión de ese tipo tendrá efectos devastadores para el partido y sobre todo para su eventual candidatura presidencia. Pero también sabe que no es momento de salir con discursos tibios.

La disputa por el poder entro en una de sus fases más duras. Es la hora de las primera definiciones. El momento donde las interpretaciones jurídicas se moldean de acuerdo a los intereses y donde las decisiones se toman conforme las necesidades.

ogomez@abc.com.py

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