Ajustes mirando el horizonte

Lentamente los actores políticos se van acomodando; tomando los mejores lugares de cara a las elecciones internas y generales de los próximos años.

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A mediados de semana el diputado colorado Hugo Velázquez maniobró, adelantó la elección de autoridades y confirmó su continuidad como presidente de la Cámara Baja hasta que concluya el periodo constitucional, a mediados de 2018. De un golpe logró mantener su espacio y de algún modo aseguró seguir siendo el principal interlocutor de los diputados con el presidente Cartes. Esa fórmula le funcionó relativamente bien al Gobierno. En los casi tres años de mandato casi no tuvo sobresaltos.

Sin embargo, la movida de Velázquez no solo responde a los intereses del Ejecutivo. También está de por medio la supervivencia política más allá de 2018.

En estos momentos, para el Gobierno es por lejos más conveniente seguir manteniendo la misma estructura en la conducción de la Cámara de Diputados. En un ambiente de tensiones y con la Cámara de Senadores tomada por la disidencia y la oposición, no era aconsejable abrir un nuevo frente de conflicto. El final era incierto. Tampoco había un candidato que pudiera dar garantías suficientes.

Desde el lado de Velázquez, confirmar la continuidad le otorga una tremenda herramienta de negociación de cara al 2018. No solo asegura su permanencia como legislador para el próximo periodo. Además consolida su grupo político y genera un espacio para crecer.

En el entorno del legislador algunos audaces incluso sueñan con alguna nominación para conformar el Poder Ejecutivo en el próximo periodo. Otros, un poco más prudentes, sostienen que el camino está allanado para imponer lista de legisladores en capital y central y nominar al candidato oficialista para la Gobernación del Departamento Central.

Velázquez confirmó su presidencia hasta el 2018 con la venia del presidente Cartes, con quien mantuvo una larga reunión un día antes de hacer la movida. Sin embargo, eso no implica que la herida que generó su exclusión de la mesa directiva de la ANR esté sanada. Por ahora tiene una lealtad prestada al Ejecutivo, pero eso podría mudar si las condiciones políticas en los próximos meses lo exigen. El control no está en manos del presidente Cartes aunque a primera vista pareciera ser así.

Tomado el Partido Colorado por el oficialismo y cerrado un acuerdo en diputados, el Ejecutivo construyó buena parte de su futuro político; pero no tiene asegurados tranquilidad y espacio para maniobrar a gusto. La dirigencia colorada no está precisamente feliz. Son muchos los que sostienen que el Partido Colorado está en el Gobierno, pero no tiene el poder.

El control de la Cámara de Senadores, un espacio fundamental, será el gran desafío. El Ejecutivo no tiene margen para pensar en un candidato propio que pueda estar al frente de la Cámara Alta. Cualquier acuerdo que pueda plantear pasará necesariamente por una concesión enorme.

En el primer anillo del Ejecutivo hace meses se discute cuál será la mejor solución. La corriente más fuerte por ahora sostiene que lo mejor será buscar acuerdos puntuales con legisladores sin apuntar a las grandes disputas. Aseguran que existe una lealtad muy gaseosa de los senadores con el Ejecutivo, lo que hace impensable pensar en una base para intentar quedarse al frente del Senado. En ese análisis, llegar a la presidencia de la Cámara no es objetivo; es apenas un dato relevante.

Por ahora el Ejecutivo parece haber dado un paso correcto al mantener en el cargo a Velázquez; pero la disputa para generar gobernabilidad todavía depara grandes batallas.

ogomez@abc.com.py

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