Andar en bici, todavía un sueño

Hace unos días hicieron una muestra o experimentación entre el ciclista y el chofer de ómnibus. A través de una alianza entre entes públicos y privados se realizó un entrenamiento con bicicletas estáticas y ómnibus fuera de línea; la acción consistía en que los choferes experimentaran el miedo de los ciclistas, y así lograr una mejor comunicación vial y sobre todo respeto a la vida (del ciclista). “Según la Ley 5430, debe existir una distancia de 1,5 metros entre un vehículo a motor y la bicicleta cuando el rodado de mayor porte se adelante a un ciclista” (ABC Color) Este es un solo dato, pero si se cumpliera, nos ahorraríamos muchos accidentes, y cuántos con derivación fatal.

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También se ha inaugurado la bicisenda sobre la calle Iturbe, alta multa para los dueños de automóviles que no la respeten, generando gran descontento en los comerciantes de la zona y automovilistas. La municipalidad dice que esto es parte de una educación y que la gente se acostumbrará a respetar.

Vale decir que las bicisendas que forman parte de la ciudad en países desarrollados fueron planificadas y son, por supuesto, un referente invalorable no solo para aliviar el bolsillo y el tráfico infernal sino para la salud de las personas. La bicicleta es un medio de transporte noble que, contrariamente a quedar en el olvido, mantiene los modelos clásicos a la vez que emerge con mejores máquinas.

En nuestro caso, en nuestra ciudad, estamos muy lejos todavía de incorporarla, algunas razones: 1) cuando hace mucho calor o llueve la gente que trabaja en oficinas no puede ir de traje y zapatos de vestir pedaleando 2) las motos ganaron terreno popular (velocidad) a pesar de ser ruidosas y contaminantes, 3) andar en bicicleta, si bien se asocia al bohemio (o al progre), también al fracasado económicamente, 4) no somos buenos cumpliendo reglas básicas de respeto, 5) una calle apenas destinada a bicisenda no ayuda a nadie, al contrario, entorpece; se debe pensar en toda la ciudad o en tramos que corten camino y, obviamente, en calles en buen estado. Recuerdo hace décadas, cuando la avenida Félix Bogado –la nombro porque es mi zona– era una angostísima calle donde los autos y colectivos se rozaban a gran velocidad; qué gran obra hubieran hecho si cuando la ensancharon dejaban ya una franja para el ciclista, pues conectaría Lambaré con la capital en un tramo directo, pero en aquel tiempo ni se pensaba.

Cuando hablamos de pensamiento entramos en temas de cálculo (ingeniería), organización del tránsito (municipalidades, gobernaciones, ministerios) y mentalidad ciclista, incluyendo estado físico. Por el momento, se quiere imponer todo a fuerza de multa. El plan de alquiler de bicicletas tampoco tuvo el éxito anunciado por mal uso.

Por lo tanto, para tener esa postal soñada de una ciudad con gente saludable y equilibrada, todavía nos falta y hay que trabajar muchísimo a nivel de conciencia en la población, pero sobre todo logrando desde el gobierno un cambio real, un ambiente seguro, una sociedad participativa.

“Siempre que veo a un adulto encima de una bicicleta recupero la esperanza en el futuro de la raza humana” (H.G. Wells).

lperalta@abc.com.py

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