Asunción y el caos urbano

“¿Por dónde podríamos llegar a Asunción para sorprenderla en sus mejores galas? ¿Por tren, en una noche de luna? ¿Por la ruta, en ómnibus, al caer la tarde? ¿No prefieres llegar como en los cuentos de hadas, por el espejo del río, a la luz del amanecer viendo las casas ocultas en los ribazos, las cortinas de tacuaras, las hojas blancuzcas del ambay que cura la tos?” (...)

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Este párrafo lo encontramos en el libro “Patria Mía”, de doña María Concepción Leyes de Chaves (1891-1985), escrito hacia 1938 para ser utilizado como quinto libro de lectura.

La idílica prosa pinta un panorama que hoy dista muy lejos de la realidad. Para empezar, Asunción ya no luce sus mejoras galas, tan siquiera durante los días festivos. Llegar en ómnibus o automóvil por sus accesos es toda una odisea y el paisaje que se observa por el río –ya no hay barcos de pasajeros– no precisamente es el de un cuento de hadas.

La capital paraguaya está sumida en el caos urbano desde hace unas décadas. Las administraciones municipales se suceden sin pena ni gloria, casi sin dejar una infraestructura que sirva para las generaciones futuras o para volver sostenible a la Madre de Ciudades.

Muy por el contrario, se va llenado de estrambóticas obras-escombro que no tienen sentido. Muy por el contrario, terminan arruinando los espacios públicos que la engalanaban en el pasado. Ejemplos sobran y repetimos hasta el hartazgo: la Plaza de la Democracia; los mamotretos que fundieron el paseo central de la Avda. Quinta, loteada para fines comerciales; la polémica ciclovía de la calle Iturbe, etc.

Para saber las obras que necesita Asunción no hace falta magia. Sencillamente debería priorizarse la recuperación de sus espacios verdes. El Parque Caballero sigue esperando su equipamiento y ampliación hasta la Costanera; el conjunto de plazas que se ubica entre la Catedral y el Congreso es nuevamente un campamento de damnificados por la crecida; la antigua Costanera de tiempos de Bruno Guggiari, en los bajos del Cabildo, es una tapera.

¿Acaso no fueron reubicadas más de mil familias de la Chacarita en el barrio San Francisco y otras tantas en la Costanera y Avda. General Santos? Sin embargo, hay cada vez más afectados por la inundación. Algo no funciona. O las personas volvieron a sus antiguos lugares o estamos ante una avivada de venta de espacios despejados, o bien los seccionaleros y líderes de base ubican a “votantes” en el lecho del río.

El contribuyente asunceno, en lugar de ser beneficiado por una buena gestión, ya sea de parte del gobierno Central o municipal, siempre sale damnificado en sus derechos y la ciudad se precariza cada vez más.

Y es tal el desorden generado que ya nos estamos resignando y acostumbrando a vivir en el caos urbano.

pgomez@abc.com.py

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