Atrapado en tiempos de proselitismo

La designación del nuevo fiscal general del Estado entró en su etapa más complicada. La decisión del presidente Cartes de proponer a Sandra Quiñónez sorprendió en la Cámara de Senadores y tensó todavía más la relación.

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Desde el inicio el proceso de selección viene tropezando. Los senadores cuestionan la terna de candidatos y más de uno hizo saber de antemano que ninguno de los propuestos tendrá la mayoría de votos necesarios para ser elegido.

En la terna remitida por el Consejo de la Magistratura está incluido el actual fiscal general del Estado. No son pocos lo que daban por hecho que sería elegido para un segundo periodo; pero a último minuto el Jefe de Estado optó por la fiscala antisecuestro.

La relación del Poder Ejecutivo con el actual fiscal general no es mala, pero tampoco es óptima. En algún momento se generaron incomodidades que finalmente torcieron la decisión a favor de Sandra Quiñónez.

Y no es que el presidente Cartes no quiera la continuidad del actual fiscal. Se trata más bien de probar si es posible un cambio sin comprometer ese preciado espacio de poder.

Si la propuesta por el Poder Ejecutivo no tiene los 23 votos para ser electa; realmente no pasará nada. Simplemente se mantendrán las cosas tal y como están. Eso no incomoda al Gobierno. Siempre será mejor tener a un viejo conocido que entregar la Fiscalía a eventuales adversarios en el futuro.

En la Cámara de Senadores la decisión de elegir a la fiscala descolocó a casi toda la oposición. Al ser una movida audaz que llevaba las negociaciones al límite pensaron que el Presidente de la República en persona sería el que levante el teléfono para pedir respaldo. 

Pasaron las horas y no llegaron los llamados. Los referentes de la disidencia colorada y de la oposición empezaron a buscar canales de negociación. Son tiempos electorales donde no solo se acuerdan o definen procesos judiciales, también son tiempos donde las alianzas electorales en cualquiera de sus modalidades siempre serán bienvenidas. Se sucedieron una serie de llamadas pero no lograron encontrar un punto de contacto para instalar la mesa de conversaciones.

El Presidente de la República había decidido dejar todo en manos de la candidata propuesta. Sería ella la encargada de buscar los votos y generar alianzas que eventualmente la llevarían a la Fiscalía General del Estado. Cartes había elegido no quedar pegado en unas negociaciones que finalmente terminarían beneficiando a terceros sin generar certezas para el futuro.

Por ahora la fiscala no tiene los votos. Solo tiene 17 de los 23 que necesita para llegar al cargo. El Frente Guasu ya adelantó que no le dará su respaldo. Similar posición anunció la disidencia colorada, pero podría haber fugas. Existen disputas internas que podrían terminar dividiendo el voto. En el sector liberal los votos siguen abiertos; sin definiciones.

En paralelo, el fiscal general empezó a buscar acuerdos para frenar la designación de la elegida por el primer mandatario. Sabe que ese es el primer paso para pensar en una eventual reconfirmación. Si la propuesta por el Poder Ejecutivo no tiene los votos necesariamente se abre un nuevo periodo de discusión donde se tendrá que definir si se completa de nuevo la terna, como ocurrió con la última elección del miembro para la Corte Suprema de Justicia, o si se integra una nueva terna. Cualquiera de los dos escenarios beneficia y le da tiempo al fiscal general. Podrá seguir en el cargo hasta tanto elijan a su sucesor pero también tendrá un nuevo espacio para negociar mejor alianzas que le permitan seguir en el cargo.

El presidente Cartes desde la distancia observa el desarrollo de las negociaciones sabiendo que cualquier decisión que se tome en la Cámara de Senadores terminará beneficiándolo.

ogomez@abc.com.py

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