Cada vez más cerca

Horacio Cartes nunca olvidará el mes de mayo del 2018, su último año de gobierno. En un solo mes Estados Unidos y Brasil dieron el mayor golpe que haya sufrido un gobierno paraguayo con una lectura inapelable: no funcionaron las instituciones de prevención y control de lavado de dinero. Paraguay se ha convertido en una gigantesca lavandería y los reportes que llegan en inglés ya no lo disfrazan. Dan nombre y apellido, el de nuestro Presidente.

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La estocada brasileña atravesó piel, músculos y llegó a los huesos de nuestro Presidente. El principal acusado –y prófugo gracias a la justicia paraguaya– es Darío Messer, “hermano del alma” de Cartes. El hombre está acusado de haber lavado unos 100 millones de dólares del gobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral, un hombre que enfrenta penas carcelarias que llegan a los 100 años... una idea de lo que podría esperarle a Messer si algún día llega a Brasil.

La estocada norteamericana atraviesa menos tejidos que la brasileña pero la herida es más importante. Según el fiscal antidrogas Marcelo Pecci, Estados Unidos presentó una denuncia como gobierno hace casi dos años sobre el funcionamiento de un enorme esquema de lavado de dinero que oculta dinero sucio proveniente de mafias organizadas.

Ambas estocadas dejan un hecho demoledor: la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad) no funcionó... y si lo hizo, fue cómplice y encubridora, escenarios aún peores que la negligencia. El ente de control depende directamente de la Presidencia de la República y esta es la hora en la cual el presidente Cartes no ha tomado absolutamente ninguna medida ante su inacción: no se han ordenado sumarios, auditorías, investigación fiscal. Ni siquiera ha sido destituido su titular, Óscar Boidanich, en el cargo desde el 2009... y sigue tan campante.

De lo expuesto puede deducirse que todo el sistema encargado de vigilar y prevenir el blanqueo de dinero proveniente de crímenes funcionó... al servicio del amigo del Presidente de la República. Y tanto vale esta lealtad que, pese a los dos escándalos que hoy nos agobian tras los golpes de Brasil y Estados Unidos, en lugar de accionar Cartes reacciona volando –literal y metafóricamente– a Jerusalén a habilitar nuestra embajada.

El apuro para instalar la sede en Jerusalén, el ir personalmente para habilitarla, el para qué y el porqué de esta decisión son un misterio. De hecho, es probable que las respuestas a estas preguntas permanezcan en la dimensión desconocida de aquellas decisiones obcecadas y tozudas que tomó Cartes en estos cinco años de gobierno.

Haciendo una rápida lectura de los últimos hechos que están sucediendo a una velocidad vertiginosa y que golpean al Ejecutivo, no es descabellado pensar que nuestro Presidente intenta ponerse bien con EE.UU., el primer país en desafiar y mudar su embajada a Jerusalén. El segundo país en hacerlo fue Guatemala. Mañana Paraguay será el tercero.

Todo indica que los morterazos están cayendo cada vez más cerca.

mabel@abc.com.py

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