Cómo se usa un semáforo

“La luz roja señalará Alto en los semáforos” decía un título de portada de ABC Color del 19 de febrero de 1968.

Cargando...

La noticia se publicó cuando se anunciaba la llegada de los semáforos, que aún debían pasar por un largo proceso. Recién el 30 de mayo de 1974 -seis años después- llegaron los ordenadores del tránsito.

La expectativa fue tanta como el desconocimiento de cómo funcionaban.

Cuando los “bichos raros” recalaron, se hicieron campañas para aprender a usarlos. Hasta aparecieron avisos que indicaban con enormes letras que el rojo significaba “alto”, el amarillo “atención” y el verde “avanzar”.

El cartel de PARE, mucho más antiguo que los semáforos, en todo el mundo equivale a la luz roja. Indica obligatoriedad de detener la marcha para volver a avanzar. Es de lo más básico que enseñan -o deberían- en una escuela de conducción.

El viernes un terrible accidente protagonizado por un ómnibus de la Línea 12 en pleno microcentro enlutó a dos familias y consternó a la población. La escena pareciera extraída de una película.

La velocidad que llevaba el conductor que falleció no era la normal, ni mucho menos la adecuada para el Centro.

Los accidentes protagonizados por las unidades del transporte público no son nuevos y se vienen repitiendo desde antaño. ¿Será posible que los choferes se olviden de esa recomendación más elemental? ¿O es que muchos siquiera pasan por una escuela de conducción para obtener su licencia y subir al volante?

A diario, muchos “motoristas” manejan como si fueran autómatas, como si llevaran mercaderías a granel o estuvieran en una pista de carrera, sin razón ni sensatez.

Si están lejos de aprender el Reglamento de Tránsito, qué nociones podrían tener de la urbanidad, otro requisito esencial en el manejo. Es irritante ver cómo lujosos colectivos que circulan por arterias preferenciales se detienen en la misma bocacalle donde hay una larga fila de autos esperando cruzar.

El mal hábito de tapar perpendiculares durante las filas de espera en los semáforos es la descortesía más común y la acción más necia. El año 1978 fue el “de la seguridad en el tránsito”. Cuatro décadas por lo visto han sido insuficientes para aprender. Es hora de civilizarnos por seguridad propia y de la población. No es posible que sigamos lamentando la pérdida de vidas humanas por la imprudencia de infringir normas del tránsito.

Hace falta mayor conciencia de los conductores y los transportistas. Los ómnibus trabajan con vidas, no con mercancías.

Por favor, aprendan y enseñen por lo menos cómo se usa el semáforo y para qué sirven los carteles de PARE.

pgomez@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...