Con la Cabeza y el Corazón

El Paraguay vive casi exclusivamente de su producción agrícola, pecuaria y de la explotación forestal que se sigue realizando en los parques y reservas estatales. Están también las otras actividades muy paraguayas que dejan botines colosales, como el contrabando que hacen las hormigas y los manguruyúes y la producción marihuanera que cada vez más está en auge. No sé dónde queda Auge, pero, por la gran cantidad que se cultiva, se cuida y se produce, debe quedar en muchas partes del Paraguay.

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Dejando de lado a la narcopolítica, al narcoparlamento, al narcogobierno, al “cras y a los estupefacientos”, hay que señalar que este país sigue subsistiendo merced a la gente que labura y produce en el campo. Y la clase productora es la más perseguida. El presupuesto del Ministerio de Agricultura para el 2014 fue de 1.913 millones de guaraníes. El de Defensa Nacional fue de 23.353 millones. Es como si fuésemos palestinos o israelitas y que vamos a vivir entre armas bélicas, balas y peleas para toda la vida.

Un club que regresa para enseñar a la masa joven y productora del Paraguay es el de los agrarios juveniles 4-C con una nueva directiva y la misma visión que tuvieron unos profesionales del campo y quienes aún están con vida, como la señora Ana Shapovaloff (80 años), los Ing. Agr. Juan Molinas (86), Eustacio Aguilera (91) y un tío mío ya fallecido, Juan Siro Spezzini, quien formó el 1er. Club 4-C del Paraguay en la localidad itapuense de Capitán Miranda en marzo de 1953. El club llegó al país de la mano del STICA (Servicio Técnico Interamericano de Ciencias Agrícolas) y luego la Fundación Kellog lo mantuvo ayudando a la Deag (Dirección de Extensión Agraria) del MAG desde los EE.UU. hasta el año 1991. Debo señalar que el club contribuyó para mi formación agronómica.

El 4-C regresa con los 4 pétalos del trébol. Con la Cabeza para pensar, el Corazón para sentir, la Cooperación para ayudar y con la Capacidad para producir. Llegó a contar con 15.000 socios, más de 520 clubes, y desde el año 1968 lo manejó sabiamente el Agr. Roberto López, quien junto a su señora esposa, la profesora Miguela Zárate, recorrieron el país llevando la educación integral a los jóvenes rurales del país. En octubre de 1991 falleció don Roberto, y 2 meses después el exministro del MAG Hernando Bertoni, y ahí se pudrió todo. Bertoni formó el local del 4-C en unas 2 hectáreas entre Luque y Limpio; luego una pareja, con la “ayuda” de un hermano militar y general del ejército ocuparon el sitio. Fraguaron una asamblea del 4-C y el predio fue loteado para unas 60 familias que siguen pagando al infecto trío que rapiñó el sitio.

El rechazo por el campo se instaló en vez del entusiasmo, el desarraigo campesino ocupó la realidad y la capacitación quedó de lado. Hoy de nuevo el 4-C buscará el desarrollo integral de la familia campesina, y hacer entender que la riqueza está en el campo, en el trabajo, en la tecnología, en lo social, en lo humano, en la diversificación, en cuidar el ambiente, en el aprender haciendo y en que el productor y su familia no abandonen el campo, no formen fila para el subsidio y no sean presa de los políticos de cuarta.

Un compañero de lucha como el Ing. Agr. Gerardo “Baby” López acaba de traer del Foro Mundial de los Clubes 4-C, organizado en Corea, la firmeza de entusiasmar al núcleo familiar agrario y hacer entender que en el campo está el futuro del Paraguay. Su padre, el Agr. Roberto López, había sido durante 23 años el líder de los valiosos clubes rurales juveniles 4-C del Paraguay.

Suerte al presidente 4-C Agustín Carrizosa y su directiva, a Rigoberto Gauto y a vos, Baby, para que doña Miguela, tu mamá, siga brillando con la didáctica de su Cabeza y Capacidad, y que don Roberto, tu papá, continúe extendiendo la eficiente enseñanza que, con la Cooperación y el Corazón, les entregó a todos los jóvenes 4-C del Paraguay.

caio.scavone@abc.com.py

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