Conflictos presentes y horizonte mafioso

La disputa entre el ministro Eduardo Petta y su viceministra Nancy Ovelar en el MEC, resuelta de manera previsible, posiblemente parezca en el futuro inmediato una pelea de menor cuantía frente a los problemas que asoman.

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El conflicto sobre todo dio insumo a los interesados en presentar la administración de Mario Abdo Benítez como un fracaso desde su inicio.

Al momento en que Petta fue nombrado, era difícil esperar una revolución en el área educativa por parte de una persona que aterrizó inesperadamente en ese ministerio.

La designación del exsenador pareció desde el vamos una salida del Presidente de la República para darle un cargo a quien fuera un aliado importante en su disputa inicial con el cartismo y alguien que se jugó por él antes y después de ser candidato presidencial.

Muchas veces, cuando se habla del perfil del candidato a un cargo político, los analistas de ocasión dicen que alcanzaría con que el elegido no robe demasiado durante el periodo que le toca.

Justamente, la principal virtud que le señalan a Petta quienes lo conocen bien, o más o menos bien, es su honestidad. Sin embargo, con eso posiblemente no le alcanzará para salir victorioso de un ministerio complejo como el de Educación, donde existen tantas carencias y desafíos.

En esta coyuntura, mucha gente se puso al final del lado del ministro, molesta por la teatralización en la despedida pública que realizaron desde el MEC las hermanas Ovelar, como si no hubiera sido suficiente con todo el culebrón previo. Faltó que dijeran que, después de lo ocurrido, la educación de nuestro país ya no estará entre las mejores del mundo.

La realidad es que la educación paraguaya no ha mejorado mucho en las últimas décadas y la responsabilidad es compartida por todas las administraciones que pasaron desde 1989 en adelante.

Para cambiar esa situación haría falta ahora una decisión de Estado que no parece que exista. O, tal vez, un nuevo Ramón Indalecio Cardozo, cuyo perfil no es el que tiene Petta.

La decisión de Abdo Benítez de prescindir de la viceministra como salida al conflicto molestó a la senadora Ovelar, hermana de la afectada, y a algunos senadores que se solidarizaron con ellas, pero es improbable que exponga al Presidente a un conflicto de proporciones o a un cisma en su movimiento, como algunos plantearon que habría.

De hecho, la bancada de Colorado Añetete es más una suma de individualidades que un bloque con unidad granítica.

El problema para Abdo será lo que ocurra a partir de ahora con las cuestiones vinculadas a la administración de la Educación en el Paraguay.

Es previsible que la actual será una gestión más en la cual la Educación no constituirá la principal preocupación y el principal motivo de inversión del Gobierno.

En materia política, el Presidente sabe que sus principales enemigos son los mismos de siempre y concentra su atención en evitar dar flancos para que lo desestabilicen. En cuanto a los objetivos de fondo de su gestión, hasta ahora no se puede descifrar del todo en qué se enfocará.

Mirando el Presupuesto General de la Nación del año próximo que el Ejecutivo envió al Congreso, puede concluirse que dependerá en gran medida de la utilización racional de los recursos.

Tal vez Abdo Benítez crea que, para destacarse, le alcanzará con diferenciarse del estilo de su antecesor y mantener buenas relaciones con la mayoría de los partidos. Esa percepción sería ingenua teniendo en cuenta los temas que asoman en el horizonte, vinculadas a peleas mafiosas por control de territorio y cuestiones por el estilo, vinculadas a figuras políticas, tanto enemigas como afines a la actual administración.

mcaceres@abc.com.py

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