Dólar fuerte, salarios degradados

Los que obtenemos nuestros ingresos en guaraníes formamos parte de una apabullante mayoría de paraguayos. Solo una ínfima minoría obtiene sus ingresos en dólares.

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El dólar y el guaraní son mercancías como cualquier otra, como tomates o ladrillos. Tienen costos, precios, pisos y techos de intercambio. La relación entre el dólar y el guaraní se rige por oferta y demanda: A mayor oferta de guaraníes, el guaraní vale menos; a mayor demanda de dólares, el dólar vale más.

El Banco Central del Paraguay (BCP) controla absolutamente la oferta de guaraníes porque nuestra Constitución le otorgó el monopolio de la creación de dinero. El BCP es el que decide si, ante un aumento de la demanda de dólares, aumenta o no la oferta de guaraníes.

Según datos del BCP, hasta un sesenta por ciento (60%) de los productos de la canasta familiar paraguaya tienen relación directa con la cotización del dólar porque o son directamente importados, entre treinta y cuarenta por ciento, o son productos nacionales que compiten con productos importados, entre veinte y treinta por ciento. Esta situación es consecuencia estructural de la mediterraneidad de nuestro país y no, como quieren hacernos creer los que obtienen ingresos en dólares, de la vanidad de comprar productos importados.

Los productos importados, aún cuando sean de origen brasileño o argentino, se referencian mayoritariamente al dólar por la sencilla razón de que los signos monetarios brasileño y argentino no son fiables y no pueden usarse razonablemente como medición estable de precios y, de hecho, no los usan ni los propios brasileños o argentinos.

Pero hay más. Una cantidad de precios básicos paraguayos, los referidos al transporte, además de los que integran la canasta básica como pasajes y combustibles, se deben referenciar al dólar porque no somos productores de hidrocarburos sino importadores natos. En esta categoría podemos incluir también a los bienes de capital que inciden en todos los precios industriales nacionales.

Las cuotas de los autos, los teléfonos, las computadoras, están en dólares también.

Y, finalmente, el poder de viajar, que forma parte de la calidad de vida de un creciente número de paraguayos, se mide en dólares comprados con guaraníes. Esto es una conveniencia necesaria para la sociedad por lo que implica en términos de formación intelectual.

Luego, cuando la cotización del dólar sube, el poder adquisitivo de los que obtenemos recursos en guaraníes se derrumba: podemos comprar menos cosas, incluso menos cosas de la canasta familiar nacional. Al subir el dólar, se deteriora nuestro poder adquisitivo y, en realidad, se deteriora nuestra calidad de vida.

Sin embargo, a pesar de que todo lo anterior es evidente por sí mismo, hay gente en el gobierno que alienta al BCP a devaluar el guaraní ante el dólar, degradando el poder adquisitivo de todos los paraguayos que obtenemos ingresos en guaraníes.

Lo hacen porque aumentando la oferta de guaraníes pueden financiar con salarios públicos los reclamos de los planilleros de Mariam Torres, o a los recomendados de Jazmín Narváez (Julian Vega por ejemplo) pues ellos constituyen su base electoral.

El BCP ya les devaluó siete por ciento (7%) el guaraní ante el dólar. Y van por más.

evp@abc.com.py

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