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El MOPC desafectó a favor de la Secretaría del Ambiente (Seam) como parte del compromiso de la preservación del área de amortiguamiento de la reserva de la biosfera del Mbaracayú, declarada como tal por la Unesco. Desde entonces, los nativos ache fueron calificados con derecho propio para imponer su cultura selvática con el objetivo de evitar la destrucción a manos de poderosos empresarios madereros de la región.
Entonces, la intención de los industriales era aniquilar los añosos recursos forestales de la propiedad. Pero una sistemática divulgación de las acciones destructivas de los madereros logró frenar el plan de la mafia orquestada, en connivencia, incluso, de conocidos referentes políticos de la jurisdicción. El Instituto Nacional del Indígena (Indi), como órgano de competencia, mantuvo una postura contraria a la intención de favorecer a un reducido grupo de ava guaraní que se instaló en el lugar, motivado discretamente por los empresarios madereros que pretendían seguir lucrando con la venta de los productos forestales.
Ni el descarado incumplimiento de la promesa del presidente, Fernando Lugo, logró flaquear la tenaz lucha de los ache por convertirse en genuinos preservadores del área boscosa.
Actualmente, el líder “carpero” Arnaldo Rojas (29), manipulando a “sintierras”, quebranta con una invasión ante la inacción del fiscal delegado de Canindeyú, Diosnel Giménez. Ante esto, los ancianos -genuinos guerreros en la selva- anuncian que defenderán con arcos y flechas el dominio ancestral de sus tierras pretendidas por un grupo que se caracteriza por destruir las pocas reservas naturales del país.
pmedina@abc.com.py