El bautismo de los topos

Esta semana el flamante pavimento de la calle Teniente Fariña a la altura de Paraguarí, en plena zona céntrica de Asunción, fue “inaugurado” por funcionarios de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) para el cambio de un medidor.

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Cada asfaltado o recapado que se concluye en la capital paraguaya es preludio de que pronto vendrán los “topos” a hacer grietas que se irán horadando con la próxima lluvia. El raudal arrastrará todos los materiales de relleno para completar el círculo vicioso.

La rotura de calzadas le ha valido a la antigua Corporación de Obras Sanitarias (Corposana) el apelativo de “Corpozanja”. Donde está un móvil de la aguatera se abre una zanja. Así fue desde la inauguración de la primera red de agua potable en 1959 cuando se habían instalado los primeros 258.000 metros de caños alimentadores de abasto y 148.000 metros de ramales domiciliarios.

Era la época de los tres primeros tanques con un total de 406.000 metros de caños enterrados que se fueron expandiendo con los años y el obvio crecimiento de la demanda.

El sistema de abastecimiento de agua potable en Asunción está a punto de cumplir sesenta años. Son seis décadas que no fueron suficientes para que la Municipalidad de la Capital y el ente de servicio estatal se pusieran de acuerdo para coordinar la reparación de pavimentos y cañerías.

Existen numerosos convenios interinstitucionales vigentes. Cada intendente que asumió en Asunción ha firmado un acuerdo con el presidente de turno de la aguatera. Al final queda en discursos, fotos oficiales y el papel. A la ciudadanía no le sirve de mucho, pues en lugar de desplazarse sobre calles que parecieran alfombradas por lo menos durante unos años, tiene que rodar sobre barquinazos y entre un rosario de baches.

“¡No rompan más el pavimento!”, dice un suelto publicado en ABC Color el 29 de junio de 1978. Aludía a un pedido de la Municipalidad de Asunción a la ANDE, Antelco y Corposana. El reclamo era “por lo menos hasta el 15 de agosto”, según las sendas notas enviadas por la Comuna. Es que en esa fecha el Dictador iniciaba un nuevo periodo presidencial. Y aunque la intención de entonces era mostrar calles en muy buen estado para congraciarse con Alfredo Stroessner, el plagueo iba a ser útil también a la ciudadanía.

En febrero de 1979 otro reporte decía “poco le duró la bonanza del asfaltado nuevo a la parte final de la Avda. Mariscal López. Corposana ya se encargó de dejarlo en las mismas condiciones en que deja a todas las calles –sean empedradas o asfaltadas– donde pone sus caños”.

En 2001 el título es “Corposana saluda al intendente Riera rompiendo calles”. El ente desapareció y surgió Essap, pero los topos que bautizan las calles nuevas siguen con su efecto roedor en la ciudad.

pgomez@abc.com.py

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