El desafío de la educación necesaria

La educación ha saltado a los más altos niveles de interés y valoración en todo el mundo. Ha dejado de ser quehacer principalmente familiar y escolar para convertirse en una urgencia económica, social y política; ha pasado de ser una preocupación casi exclusivamente familiar a ser una preocupación de los gobiernos y planificadores de las naciones, de ser una introducción de los niños y los adolescentes a la vida a ser una capacitación necesaria y permanente para todas las edades y para el desarrollo de los países.

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Al mismo tiempo que ha crecido el reconocimiento del valor estratégico de la educación, se la critica severamente porque no responde a los impresionantes cambios que vivimos todos y sobre todo los que protagonizan sin saberlo niños y adolescentes.

Mientras nosotros nacimos y fuimos criados en una cultura, ellos son testigos de un pluriculturalismo sin fronteras ni descanso. Mientras nosotros vivíamos en una sociedad agrícola con algunos escasos brotes industriales, ellos están sumergidos en la sociedad del conocimiento y avasallados por la sociedad de la información.

La comunicación era para nosotros casi exclusivamente presencial y la de ellos es mayoritariamente a distancia y con lenguajes polivalentes en envase digital. Para nosotros, salvar distancias para los encuentros era inaccesible por costo y dificultades de tiempo y movimiento, mientras ellos pueden acceder a encuentros plurales con muy bajo costo y en minutos.

Antes, los descubrimientos científicos y las innovaciones tecnológicas eran noticias sorprendentes, pocas y distantes, ahora son parte de la información diaria que ya ni siquiera impresionan porque se han convertido en algo normal.

Lo que la neurociencia viene descubriendo sobre el cerebro humano, sobre las múltiples inteligencias, sobre los distintos estilos y formas de pensar, sobre la fecundidad de los dos hemisferios del cerebro, sobre el inmenso potencial y la plasticidad del cerebro, etc., está desafiando a los educadores, aunque la mayoría de estos ignoren lo que hoy se puede hacer desde la educación teniendo en cuenta lo que la neurología nos está ofreciendo y comprometiendo.

El contexto cambia constantemente y desafía provocativamente a la educación, a la pedagogía como ciencia y a los educadores como profesionales.

Pero no es solo el contexto externo cultural, científico, tecnológico y global, es también el contexto nacional. Paraguay vive hoy un pluralismo cultural, ideológico, social, político, moral y religioso que no vivía hace treinta años. Y esos pluralismos son acumulativos y acelerados, porque las fuentes de inspiración, los medios de comunicación interpersonal, social y masiva han crecido y ofrecen panoramas cada vez más diversos.

El pluralismo tiene múltiples canales de penetración, no solo a través de los medios de comunicación, algunos en creciente e imparable desarrollo como los medios informáticos digitales, sino también por medio de canales como el contacto con otros países por más frecuencias de salidas y entradas, por movimientos de emigración e inmigración, etc.

Los últimos acontecimientos políticos están evidenciando el cambio de contexto interno sociopolítico, que demanda más que nunca la educación para la convivencia de todos con todos, buscando con verdadera justicia el bien común, aprendiendo a escuchar y a dialogar, a compartir con equidad y a coparticipar en defensa de la nación pluralista, democrática, participativa, representativa y solidaria.

Es evidente que el estado actual del sistema nacional de educación no sirve para educar en este contexto. Y el peor problema de la educación no es que esté mal porque lo que se hace y se logra tiene muy poco que ver con lo que se necesita, el peor problema es que no se sabe qué hay que hacer.

No es solo problema de calidad de educación, es ante todo problema de pertinencia. ¿Cuál es la educación pertinente que el Estado debe proponer? La primera pregunta es filosófica, ¿qué educación hay que ofrecer hoy en Paraguay para salir del subdesarrollo social, económico y político, para superar los conflictos inteligente y democráticamente, para dar respuesta a la demanda de trabajo y a la necesidad de creatividad y capacidad de estar a nivel para resituarnos en la región y en el mundo? Respondido el qué y el para qué con el por qué, estaremos en condiciones de aplicarnos al cómo, a la calidad que queremos.

La gestión educativa sin filosofía de la educación puede ser estéril activismo.

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