El dinero es nuestro

Una de las tareas principales que tiene cualquier Estado es buscar una manera eficiente de redistribuir la riqueza que generan sus integrantes. El instrumento principal que tiene para ello es la recaudación de tributos. Las últimas estadísticas a las que pudimos acceder revelan que el Estado paraguayo destina el 90% de sus recaudaciones impositivas a financiar exclusivamente las remuneraciones de sus funcionarios públicos. Si a esto se suman otros pagos inevitables que tiene, como el caso de las jubilaciones y pensiones (porque en ambos casos se subsidian), el recurso de la percepción de impuestos no alcanza, se deben buscar fuentes alternativas para financiarlos.

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En la conciencia de muchos compatriotas permanece la idea de que los contribuyentes del fisco son solo las grandes empresas conocidas públicamente o los comercios cuyos carteles son visibles en las calles o aquellas personas o sociedades que aparecen en los rankings que periódicamente publica la Subsecretaría de Estado de Tributación. Por ello nunca será suficiente reiterar que en la práctica el Estado se financia metiendo la mano en forma permanente en el bolsillo de cada ciudadano que habita este país, pero lo hace especialmente de aquellos que son más pobres.

Todo aquel que tenga un servicio de energía eléctrica o telefonía fija está pagando impuestos. Aquel que tiene un teléfono celular o abona el servicio de televisión por cable, también lo está haciendo.

Quienes tienen que viajar de manera diaria en un colectivo para ir a trabajar o estudiar, están abonando el IVA. Los que tienen un vehículo y cargan combustibles están entre los que más contribuyen y solo para tener una idea: aquel que carga una nafta súper de 95 octanos por valor de G. 100.000 está pagando en ese acto un Impuesto Selectivo al Consumo de unos G. 34.000. Aquellos que van al supermercado pueden determinar en sus boletas la cantidad de impuestos que abonaron al 5% o al 10% en concepto de IVA. Si estamos comprando cigarrillos o bebidas alcohólicas estamos aportando al fisco una suma nada despreciable. Y así podríamos seguir con un rosario de ejemplos.

Si se analiza en detalle se verá que en realidad los más pobres son los que más impuestos pagan, porque el principal tributo que nutre de dinero al fisco es el IVA, que aporta aproximadamente el 60% de los ingresos tributarios. Un pobre trabajador, un vendedor informal o un asalariado con sueldo mínimo, destina casi todo su ingreso al consumo. Aquel que tiene un ingreso superior no lo destina en su totalidad al consumo. Es decir, proporcionalmente aquel que gana G. 2 millones al mes paga más que aquel que gana G. 10 millones. El pobre aporta más al fisco respecto a la riqueza que tiene.

En estos días en que se publican los salarios y los jugosos beneficios que perciben muchos funcionarios públicos, se ha escuchado de todo. Algunos sindicalistas hasta se creen dueños de las instituciones del Estado. En ciertas empresas públicas se repite que ese no es dinero del Estado y que pueden hacer lo que quieran y se olvidan que los activos pertenecen a ese ente que se llama Estado. Y la paradoja: los 260.000 funcionarios y contratados del sector público se llevan casi todos los impuestos, cuando apenas representan como trabajadores cerca del 8% de la Población Económicamente Activa.

En el caso de las binacionales, las autoridades han llevado las discusiones a un plano que no corresponde. Más allá de si una ley interna puede ser aplicada o no a las entidades binacionales, Itaipú o Yacyretá, por la nueva norma vigente en el país, esta es una cuestión secundaria. Tampoco se discute si son funcionarios públicos o no, según las leyes paraguayas. Lo que aquí importa es que ninguno de los tratados prohíbe la publicación de los salarios de los funcionarios del lado paraguayo.

La solución es sencilla: que pongan en sus páginas digitales todos los detalles y que aclaren que no lo hacen por obligación de la ley, sino por el criterio de la transparencia en el manejo de estas dos empresas. Aquí lo importante es que estas entidades pertenecen en un 50% al Estado paraguayo.

Autoridades, sindicalistas, funcionarios, todos deben terminar de entender que el Estado pertenece a cada ciudadano. Somos los dueños del dinero que se rifa de manera diaria. El estudio del presupuesto 2015 está cerca, defendamos lo nuestro.

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