El Gobierno es el responsable

SALAMANCA (Jesús Ruiz Nestosa). Estaba reuniendo información para escribir sobre la tragedia de los estudiantes de México y alertar lo que puede ocurrir cuando la justicia no actúa como es debido en el momento adecuado, cuando me llegó la noticia del asesinato del compañero Pablo Medina. Mis intenciones habían llegado tarde, pues la realidad se me había adelantado. Muerto a causa de sus investigaciones periodísticas, por las denuncias que realizó desde sus artículos, por haber puesto en evidencia, en muchas oportunidades, cómo opera el crimen y el narcotráfico en la zona donde vivía, Curuguaty y alrededores, se convirtió así en la tercera víctima, el tercer periodista asesinado este año sin que los que tienen a su cargo la responsabilidad de actuar, hayan movido un solo dedo hasta la fecha. “Estamos investigando”, es la respuesta a todas las preguntas. Si a alguien se le ocurre preguntar si se ha avanzado algo viene la segunda: “No podemos adelantar nada para no entorpecer las investigaciones”.

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La responsabilidad de los asesinatos de Pablo Trinidad (56 años), de la joven Antonia Maribel Almada Chamorro (19), Fausto Gabriel Alcaraz (28) y Édgar Fernández Fleitas (43) debe ser asumida por el Gobierno, pues está demostrando su incapacidad para asegurarnos a todos los ciudadanos la vigencia de un Estado de derecho; su incapacidad para luchar contra la delincuencia, contra los narcotraficantes, contra el contrabando a gran escala, contra los coches robados y, sobre todo, su incapacidad para poner freno a la desvergonzada corrupción que se ha instalado en todos los niveles del Gobierno. Los corruptos se pasean presumiendo de su impunidad por los pasillos del Poder Legislativo, en el Palacio de Justicia se cobran elevadas sumas de dinero para favorecer a personas que enfrentan algún tipo de juicio, y funcionarios deshonestos se pasean orondos por las oficinas ministeriales.

Muestra de la poca importancia que le otorga el Gobierno a este intolerable desgobierno fue la intervención de un funcionario del Ministerio de Agricultura y Ganadera que, al acercarse los periodistas al vicepresidente Juan Afara, intentó cortar la consulta diciendo: “Estamos hablando de producción y ustedes hablan de muerte”. Habría que identificar a este funcionario y destituirlo, recordándole que el sueldo que cobra es dinero que aportamos todos a través de nuestros impuestos y nosotros en este momento no queremos hablar de producción porque estamos horrorizados con los crímenes que se cometen.

Quiero recordar lo que está ocurriendo en México donde se encuentran desaparecidos 43 estudiantes de magisterio, de entre 18 y 23 años de edad, apresados por la Policía Municipal de la ciudad de Iguala, estado de Guerrero, la que los habría entregado a los grupos de traficantes de droga que dominan la región. Se teme que estos estudiantes, de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, hayan sido asesinados. La policía, que se ha visto obligada a mostrar preocupación en el caso, ha “descubierto” varias fosas con cadáveres calcinados, pero ellos no son de los estudiantes. Entonces, ¿de quiénes son? Mientras tanto, el alcalde (intendente) de Iguala, José Luis Abarca Velázquez y su jefe de policía, Felipe Flórez Vázquez, contra quienes hay denuncias concretas de haber asesinado a adversarios políticos, y la esposa del primero, María de los Ángeles Pineda Villa, cuyos hermanos son miembros de los carteles de narcos, se encuentran desaparecidos. Abarca Velázquez se ganaba la vida como vendedor de sombreros de paja y de zapatillas en el mercado de Iguala hasta que entró en la política y pronto ganó fama y fortuna. Hoy se relaciona su nombre con prósperas empresas comerciales de las que sería propietario.

La delincuencia incontrolada, la corrupción de los políticos y de las autoridades, la connivencia de la policía con los narcotraficantes, la inacción de la justicia y el terror que se ha sembrado a través de crímenes y otras crueldades (a uno de los estudiantes muertos le arrancaron la piel del rostro y le vaciaron los ojos) son algunas de las causas de lo que le toca vivir hoy a los mexicanos.

No es necesario hacer mucho esfuerzo intelectual para temer que si toda esta podredumbre ha llevado al estallido de tan horribles crímenes en México, la misma podredumbre que se ha instalado ya entre nosotros nos lleve a desembocar en la misma tragedia.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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