El hijo postergado

“Acá ya no podés estar, bajate, no hay lugar”, le dijo un señor a otro en la estribera del colectivo repleto. Esto mismo parece aplicarse a la natalidad en el mundo. Somos tantos y estamos tan mal que ya no hay lugar, salvo para aquella minoría de bebés que nazcan sanos y hayan sido planificados. Millones de personas no fueron planificadas, es más, la mayoría nace aún cuando los padres no lo esperan.

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El Ministerio de Salud recomienda que las mujeres consulten con su médico a fin de evitar embarazos en época en que circula el virus del zika. Si bien hay que prevenir, llama la atención que raras veces o nunca las autoridades adviertan sobre otras enfermedades y condiciones socioeconómicas que también ponen en riesgo la salud familiar y comunitaria.

Como todo lo que involucre la vida y la muerte, el zika sirve para rever temas esenciales que mueven muchos avisperos. Vale subrayar que el embarazo no es una desgracia, no es una enfermedad ni un accidente. Un embarazo ocurre cuando un óvulo (mujer) es fecundado por un espermatozoide (varón). Hasta ahí estamos básicamente de acuerdo.

Luego vienen las condiciones en que se dio ese embarazo y entonces podemos tener más o menos grado de razón.

El momento crítico que estamos pasando por las inundaciones y sus consecuencias, sumado a la ineptitud y corrupción de los sucesivos gobiernos nos animan a pensar: ¿Cuándo sería el momento propicio para embarazarse, en un país donde siempre hay razones para postergar el tener un hijo o más hijos? La falta de un trabajo estable y bien remunerado es la causa más fuerte por la que la mayoría decide abortar y no porque no se desee al bebé. La soledad, el abandono, la inmadurez, la inestabilidad sentimental también son puntos quizás más poderosos que el zika.

Cuando hablamos de embarazos, no es bueno meter todo en la misma bolsa, porque hay organizaciones abortistas y de contraconcepción que lo hacen y no desperdician ocasión para vender sus ideas y productos. Todos sabemos que el aborto y muchos de los métodos promovidos por la contraconcepción no son camino saludable para la salud de nadie.

Existen desde hace décadas planes masivos globales que apuntan a desanimar el embarazo, principalmente dentro de las clases más pobres; esto significa que, al ritmo que avanza la pobreza, las parejas ya no tendrán derecho a procrear porque nunca será el momento adecuado.

El fin de prevenir enfermedades en el feto y conservar la salud de la madre debe ser una constante, como deben serlo las denuncias públicas por todo lo que afecta a la calidad de vida de las mujeres en edad fértil. Cuánto tiempo llevamos con madres con chagas, por ejemplo, como escollo vergonzoso en un país con una población que no llega a los 7 millones de habitantes. Sugerir que no se tenga hijos hasta que pase el efecto de este virus, suena lógico pero inservible si no se atacan todas las otras causas, igual de letales, por las que poco y nada se han hecho desde las distintas instituciones. Pensar en el momento adecuado para la vida es pensar ininterrumpidamente en toda la comunidad.

lperalta@abc.com.py

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