El lago Ypacaraí, la leyenda del absurdo y el milagro

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Pero luego vinieron otros estudios, Dames & Moore, en el 97, posteriormente guiados por el Ing. Luis Alberto Meyer, entonces secretario de Planificación, se requiere el asesoramiento de la Universidad de Padua, el Ente Regulador de Venecia y la Consultora Beta Estudio, y se obtiene un nuevo Plan de Recuperación de la Cuenca del Lago Ypacaraí, conocido como el informe Bedoricchio, en el 2000, seguido de un Plan de Ordenamiento Territorial encarado por Alter Vida en cinco municipios.

Institucionalmente se crea la Unidad de Recuperación del Lago, el Clyma y un plan de manejo, al tiempo que se crea la Seam, en el 2004 las aguas subterráneas pasan a ser de dominio público del Estado y así aparecen los Consejos de Agua, en tanto siguen los proyectos de Fortalecimiento en la Gestión de los Recursos Hídricos del Paraguay, propuesta de instalación de barrera de salida del Yuquyry y el relevamiento de fuentes contaminantes, incluyendo la Tesis de Batimetría del Lago, hasta que una delegación holandesa realizó un estudio de factibilidad de limpieza del lago.

La conclusión de todos los estudios técnicos puede resumirse en términos profanos, en dos ejes: los paraguayos somos puercos y tiramos todos nuestros desechos y efluentes cloacales al lago, donde nos bañamos y bebemos y erosionamos la cuenca, sin ningún miramiento con lo que colmatamos esa riqueza natural, que ahora tiene una profundidad promedio de 2,5 m y a veces ni eso. Allí radican todos los males del lago y el llamado a cataclismos futuros.

Pero las cosas empezaron a cambiar en julio del 2007, cuando el Consejo de Aguas de la Cuenca del Lago Ypacaraí, basado en el trabajo elaborado por la Comisión Ad-Hoc presentó el Plan de Gestión de la Cuenca del Lago Ypacaraí y en el 2008 el ministro de Obras Públicas creó la unidad de proyectos especiales y le encomendó llevar a la acción tantos proyectos y discursos sobre el lago.

Se elabora un Plan Estratégico de la Cuenca del Lago Ypacaraí y se definen las ocho líneas estratégicas, a saber: Sistema de información de la Cuenca; posicionamiento institucional y legal; empoderamiento social; planificación territorial; aspectos hidrológicos; ecosistemas naturales; saneamiento ambiental y economía sustentable, cada uno de ellos con sus objetivos, programas, proyectos, presupuestos y fuentes de financiamientos tentativos, algunos de ellos ejecutados mínimamente con recursos propios del Ministerio, para mostrar a los organismos internacionales la voluntad política de llevar a cabo la obra.
Pero he aquí que el Obispo Diabólico decide cambiar la historia de millones de paraguayos afincados en la cuenca del lago Ypacaraí, de la cual depende su salud y su desarrollo, a lo que se encaminaba a atender dichos proyectos y lo trae a un milico enterrador y haciendo su tarea obedientemente entierra todo.

Ahora vuelven a aparecer las algas venenosas, la salud de la población está en grave riesgo, ni se sabe cuánto, porque todavía no se conocen las algas y sus efectos nocivos; por las dudas, el Ministerio de Salud advierte, el intendente de San Bernardino golpea puertas desesperado e impotente y hasta la Cámara de Diputados declara de interés nacional la Recuperación de la Cuenca del Lago, en una acción loable, conscientes los legisladores de la importancia y el riesgo.

Pero he aquí que las instituciones del Estado no tenían, porque a sus gestores nos les interesaba, presupuesto para desarrollar el Plan Estratégico y que sepamos, el actual presupuesto tampoco lo contempla y en ese caso sin presupuesto, sin brújula ni norte, solo esperamos que una lluvia abundante sirva para limpiar el lago, si después de todo acaso desde siempre no nos bañamos con agua de lluvia y nos abrigamos con el sol. Quizás el Lago, que según algunos fue creado por un milagro, esté esperando otro milagro que le salve la vida.

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