El lazo rosa no es suficiente

Asunción se puso rosa. Edificios gubernamentales, privados y organizaciones internacionales se han puesto a la tarea de teñir de rosa sus fachadas en las noches como parte del “Mes rosa”, en el cual se busca poner el foco de atención a la campaña anual de detección precoz del cáncer de mama.

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Todas las estrategias son válidas y sobre todo admirables para instar a las mujeres a realizarse el autoexamen mamario, mamografías y consultas con especialistas que puedan ayudar a prevenir esta enfermedad que según las estadísticas ha aumentado en un 42% en los últimos años. Una de las más visibles es la iniciativa del onceno del Club Olimpia que en cada fecha del torneo Clausura nos recuerda con su indumentaria rosa la importancia de someterse a los controles anuales para la detección precoz de la enfermedad que en el año 2017, según datos oficiales del Instituto Nacional del Cáncer (INCAN), terminó con la vida de 475 mujeres.

El pasado viernes 19 se recordó el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, fecha instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el lazo rosa es su símbolo.

Y aunque ese día todos hablamos del tema y muchos de nosotros nos dimos a la tarea de portar dicho lazo, lo que realmente será efectivo para lograr los objetivos de la lucha es contar con los instrumentos de detección precoz en los servicios públicos y, de ser posible, que estos funcionen.

Dice la OMS que cada 30 segundos se produce la detección de un nuevo caso de cáncer de mamas. En todo el Paraguay existen 16 centros públicos en los cuales se pueden realizar las mamografías. Ante la avalancha de las campañas que instan a someterse al estudio mamográfico, esta cantidad es a todas luces insuficiente. Otro capítulo son las historias de las mujeres que están en tratamiento.

La política del “eyú lunes” es una constante en hospitales del interior del país, en los cuales hay faltantes de medicamentos que tratan la enfermedad. Estamos hablando, por ejemplo, de Ciclofosfamida, Trastuzumad y Filgrastim. Hay personas quienes viajan kilómetros desde el interior del país para llegar a los centros especializados públicos para recibir la noticia de que no hay en existencia la medicina requerida para el tratamiento.

Así las cosas, el destino y la salud de muchas congéneres está librado a la suerte y capricho de los políticos. Mientras estos ostentan su lazo rosa en las sesiones, mantienen sus “peleítas” y pasadas de facturas negando, por ejemplo, el tratamiento y ampliación presupuestaria para el sector Salud, hay cientos de mujeres a quienes lo único que les resta es rezarle a Dios y esperar por un milagro, el de la cura. Porque para el cáncer de mama no hay remedio.

mescurra@abc.com.py

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