El mapa viejo del Paraguay

Lo queramos ver o no, el hecho es que el Paraguay está experimentando una transformación profunda que se ha dado casi espontáneamente, al margen de las políticas públicas. Quizás sea por eso que tantos actores sociales, civiles, políticos, religiosos, intelectuales, profesionales no atinemos a percibirlo, o a percibirlo del todo, y persistamos en diseñar un país sobre un “mapa viejo”, como me decía un investigador, mientras la realidad nos pasa por el costado, cuando no por encima.

Cargando...

Un claro ejemplo de ello es el intenso fenómeno de urbanización, asunto abordado como tema principal en la edición del Suplemento Económico de nuestro diario el domingo pasado (20 de julio).

Un sector importante de pensadores y ejecutores de programas públicos sigue poniendo todo el énfasis en la agricultura familiar como vía para atacar la pobreza rural, pero parece ignorar que la mano de obra campesina tradicional tiende aceleradamente a desaparecer.

En cambio, en los últimos diez años se ha producido un extraordinario boom de la economía no agraria en ciudades y pueblos del interior, impulsado por los ingresos generados por la agricultura y la ganadería modernas, con una notoria expansión de todo tipo de servicios, desde comercios hasta bancos, desde restaurantes hasta moteles, desde centros comunitarios hasta universidades, y apenas si hablamos de ello.

Cualquiera que tenga un poco de memoria se percatará de las abismales diferencias. Personalmente recuerdo haber ido a hacer unos reportajes a Santa Rita a principios de los años noventa, cuando acababa de ser declarado distrito. Su primer intendente me hablaba con optimismo y yo miraba alrededor y veía un grupito de casas, alejadas la una de la otra, solo unas cuantas calles, todas de tierra, menos la ruta. ¡Y miren lo que es ahora!

La población urbana pasó del 51% en 1999 al 65% en 2014. Todo está cambiando. Los hábitos de consumo, las fuentes de empleo y de ingresos, la mentalidad, las expectativas, el estilo de vida, el paisaje. Las ideas, las fórmulas sociales, la capacidad de respuesta tienen que cambiar también, y rápido.

Podría sonar como algo secundario, pero tengo la hipótesis de que este factor intangible es uno de los principales cuellos de botella del desarrollo del país y de la liberación de todo su potencial.

La razón es que muchas de las personas y las instituciones que debemos asumir la tarea de buscar soluciones y ponerlas en práctica no conocemos realmente el nuevo Paraguay y, por lo tanto, no lo entendemos, no acertamos a identificar sus verdaderos requerimientos. A menudo simplemente nos quedamos anclados en clichés del pasado, que ya no responden a la nueva dinámica de la sociedad paraguaya.

En consecuencia, no acompañamos, nos rezagamos demasiado, entorpecemos antes que ayudar, y me incluyo con la parte que me toca, porque pocos escapan de la necesidad de hacer una autocrítica: los partidos políticos, los órganos del Estado, los entes públicos, las organizaciones civiles, los gremios, las iglesias, las entidades educativas, las empresas, la prensa.

Muchos en el Paraguay, en menor o mayor medida, estamos navegando sobre un mapa viejo. Así no vamos a llegar a ningún lado. Si lo que queremos es encontrar el rumbo, entonces cada quien debe hacer el esfuerzo de cargar uno más actualizado y más fidedigno en su propio GPS.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...