El mejor amigo

Muchos países celebran su propio “día del perro”; el internacional es el 27 de julio. Una fecha más significativa sería el 3 de noviembre, en que la perrita callejera rusa, Laika, fue enviada al espacio (1957), convirtiéndose en el primer terráqueo con tal experiencia.

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Aunque este animal es el preferido del ser humano, a veces se usa su nombre para denigrar. “Perro infiel” es de inspiración arábigo islámica. “Perro del desierto”, era el insulto preferido en los westerns. “Bitch” (perra) es un dicterio anglosajón de grueso formato. Hay también “perrito faldero”, “cancerbero”, “jagua’i paquete” y “yaguarear”, según la ocasión. Sin embargo, “La suelta del perro maldito” no es el lanzamiento de una candidatura política, como pareciera, sino el nombre de la fiesta patronal de Canarias, en el día de San Miguel.

Pancracio Celdrán refiere que en el medioevo español se distinguía perro de can. El primero era el animal del villano, de los siervos, “El can era cristiano y noble, de sangre limpia y estirpe clara; el perro era moro, judío, y luego incluso hereje”. Después se escuchó mucho eso de “perro luterano” y “perro papista”.

Comportarse “como los perros de Zurita” es un dicho hispano que ilustra acerca de personas que, si no hallan a quien atacar, se muerden entre sí. “El perro de Alcibíades” es un dicho originado en una anécdota del general ateniense, de quien se cuenta tenía un lindo perro con una ostentosa cola, a la que un día hizo cortar. Todo el mundo habló durante semanas de aquel hecho insólito. Luego Alcibíades explicó: “necesitaba distraerlos de algunas cosas y con esto dejaron de ocuparse de mí durante el tiempo suficiente”. O sea, equivale a lo que se hace hoy cuando hay que entretener la atención pública: se conforma una comisión de investigación o se abre un sumario.

En cuanto a la muy recurrida “cuanto más conozco a los hombres, más amo a mi perro”, algunos le otorgan la maternidad de la frase a Madame de Sevigné, otros a Byron, a Mme. Roland o a Luisa de la Ramée. Hasta a Hitler. Los que van más atrás se la otorgan al filósofo Diógenes el Cínico. A mi modesto criterio, la más probable es Mme. de Sevigné, mujer fina de pensamiento y de pluma. Mas, en su caso, debe tenerse en cuenta que lo empleó con plurales: “Cuanto más conozco a los hombres…”, con la clara intención de referirse a los varones y no al género humano.

Cuentan los cronistas de la conquista americana que la rápida derrota de los incas se debió a dos animales: el caballo y el perro bravo, pues los nativos tenían una sola raza canina, el allcu, pacífico y pusilánime. Más adelante, los mismos indígenas se encariñaron tanto con toda clase de canes, que los atendían mejor que a sus hijos. En ocasiones, los guaraní-karió trocaban sus mujeres por perros. Charlevoix se indignó al ver a una india dar sus pechos a cachorros que habían perdido a su madre, en desmedro del suyo propio. Otros refieren que algunos capitanes daban de comer a sus perros carne de indios abatidos en combate para adiestrarlos como guardianes de los sobrevivientes, o para perseguirlos (Gandía acusa a Colón de haber introducido este feroz estilo de cacería). Los indios chaqueños enseñaban a los suyos a no ladrar, para no delatar; mientras que los Onas, en las grandes hambrunas, mataban antes a los ancianos que a sus perros. Es lo que cuentan los cronistas.

Al crearse el obispado de Asunción se previeron cinco dignidades y algunos oficios especiales, como mayordomo, organista, pertiguero, notario y perrero. El pertiguero era el que organizaba, ordenaba y controlaba las procesiones, mientras que el perrero impedía la interferencia de los canes en esas sacras manifestaciones. Todos percibían salarios de fondos públicos; claro, entonces nadie reclamaba el achicamiento del Estado.

Recientemente, el papa Francisco hizo noticia diciendo a un niño triste por su perro fallecido que “un día veremos de nuevo a nuestros animales en la eternidad de Cristo” porque “el paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”. Aunque chille el ortodoxo, esto es lógica pura; pues, si se acredita un Cielo para los humanos, con mayor razón tendría que hacérselo para quienes no conocen la maldad.

glaterza@abc.com.py

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