El norte también existe

En estos días en los que el tema recurrente es el análisis sobre los tres años de gobierno, es obligatorio recordar a los tres secuestrados por los criminales del EPP.

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Edelio está cautivo desde hace más de dos años, Abrahán hace más de uno, y el adolescente Franz lleva ya más de dos semanas alejado de su familia.

Antes y después de llegar a la presidencia, Horacio Cartes había dicho que el grupo criminal no le marcaría la agenda. Pero hoy la agenda está marcada con la vida en cautiverio de estas tres personas.

Una zona norte que en teoría está militarizada y bajo intervención de la Fuerza de Tarea Conjunta, pero en la que la explicación sobre la existencia de un grupo como el EPP está en la realidad cotidiana de la zona, donde siguen matando policías e intendentes con absoluta temeridad.

Ocurrió estos días con el asesinato del intendente de Bella Vista en Amambay, Miguel Louteiro, y su ayudante Celso Carballo. Una autoridad política como el vicepresidente de la seccional colorada del lugar se encargó de describir la sensación en el lugar.

“Acá en la frontera es difícil hablar, porque vos hablás y la gente te hace callar, hay muchas cosas que no se pueden contar”, decía en la 730AM Luis Doupratt.

El asesinato del intendente fue el segundo en la región, ya que meses atrás también habían asesinado al de Tacuatí en San Pedro.

También en el norte, un par de días después, era asesinado el suboficial de policía Osvaldo Ramírez Lezcano frente a su casa. Su madre también nos transmitía toda la impotencia de tener a su hijo viviendo allí.

“Ustedes saben en qué país estamos, en el lugar donde estamos… Curuguaty es lugar de sicarios… como gallinas le están matando a la gente por acá”, nos decía doña Rosa Lezcano.

Estos testimonios se agregaron al de una entrevista al intendente de Pedro Juan Caballero, José Carlos Acevedo, quien tras el asesinato de Jorge Rafaat Toumani, en su peculiar estilo y en medio de sonrisitas nerviosas, dijo “yo quiero seguir viviendo todavía” cuando fue interrogado sobre qué sabía de las actividades de Rafaat.

Los testimonios son el documento de cuánto el crimen organizado se ha infiltrado para reemplazar al Estado en el norte. Crímenes cometidos con temeridad y una población temerosa, en medio de un gobierno que no ejerce autoridad.

Un escenario que obliga a un gran acuerdo político contra el crimen organizado para restaurar la autoridad del Estado e intentar recuperar soberanía sobre una región en la que los criminales van ganando.

“Necesitamos un gran acuerdo de la gente de bien, de los políticos y las organizaciones, para no dejar al Estado en manos de narcotraficantes”, decía en uno de sus discursos de campaña Luis Carlos Galán, candidato a la presidencia de Colombia, cuando comenzaban a hacerse visibles los deseos de grupos de narcotraficantes, encabezados por Pablo Escobar, de ocupar espacios políticos en los órganos de poder el estado colombiano.

Galán fue asesinado por los barones colombianos de la narcopolítica el 18 de agosto de 1989, en pleno acto proselitista de la campaña presidencial en la que aparecía como el favorito para llegar a la presidencia de Colombia.

Quizás aquí aún no sea demasiado tarde.

guille@abc.com.py

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