El paisaje urbano

Desde la antigüedad greco-romana el paisaje urbano ha tenido vital importancia en el desarrollo de las ciudades occidentales. Unos 450 años antes de Cristo surgió el primer ubanista de la historia, Hipodamo de Mileto, quien diseñó el Puerto de El Pireo para la capital griega, Atenas.

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El mismo emperador Nerón demostró cualidades de urbanista cuando tuvo que reconstruir Roma luego del gran incendio del año 64 de nuestra era.

Las tendencias urbanísticas resurgieron y cobraron importancia en las ciudades europeas a lo largo de la historia moderna y la actualidad.

En América, Felipe II incorporó en las Leyes de Indias ideas urbanísticas que se debían tener en cuenta en la fundación y construcción de nuevas ciudades. Incluso, en Paraguay el primer urbanista conocido fue Gaspar Rodríguez de Francia, quien hizo demoler gran parte de Asunción y establecer las calles en cuadrícula.

Pero la geografía ha hecho que la “Madre de Ciudades” se vaya conformando naturalmente con sus accesos principales que confluyen hacia el Centro en un recodo del río Paraguay y a un lado de la Bahía de Asunción.

Llegar hasta al centro, por las avenidas Mariscal López o España, hasta no hace mucho tiempo, era un placentero paseo que se abría paso entre las villas italianizantes con densa arboleda, inmensos jardines con enredaderas y fuentes. También se apreciaban hileras de palmeras, cipreses o ligustrinas bien recortadas al estilo francés para alegrar la vista de propios y extraños.

En la actualidad es imposible llegar al centro histórico sin ser blanco de un verdadero estrés visual producido por gigantografías que van apareciendo como hongos a lo largo y ancho de las avenidas.

A la gran maraña que representa el cablerío de ANDE, Copaco y las empresas de televisión por cable, más los rollos de fibra óptica que coronan las columnas, se suman pantallas gigantes que hacen aparecer a la ciudad como un árbol de Navidad o una máquina de juego electrónico y sicodélico.

En la capital paraguaya se ha perdido todo sentido de la estética, el urbanismo y la lógica al dejar a las empresas publicitarias y agencias de anunciantes que llenen las calles con una densa cartelería, que, antes que brindar información –comercial o de servicios–, se constituyen en distractores y apabulladores ópticos.

El paisaje urbano y la armonía han desaparecido de la ciudad. ¿Alguien puede percatarse de la existencia de un bello jardín, una hermosa residencia, una fuente, una escultura o un pergolado?

La tremebunda polución visual copa las avenidas con un 80% de cartelería ilegal dispuesta caóticamente y contraviniendo todas las ordenanzas.

El canon que percibe la Municipalidad es una miseria. Pero esto, a los concejales –salvo excepciones– poco o nada importa porque ellos siempre están en otra cosa y lo que menos les interesa son las nociones de urbanismo.

En la lengua española no existe un antónimo para la palabra “paisaje”. No hace falta. En Asunción salta a la vista precisamente lo que no debe ser el panorama visual urbano.

pgomez@abc.com.py

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