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El objetivo inmediato de un ataque terrorista es utilizar la violencia para aterrorizar y obtener el cumplimiento de sus demandas. Para eso, necesitan publicitar sus ataques. Es por eso que no existe terrorismo donde no hay acceso a los medios de comunicación. Es que si nadie sabe de los actos criminales, no van a producir el miedo deseado por los terroristas. La misma necesidad de publicidad es la que hace seleccionar el blanco en un momento dado, y cuanto mayor es el valor simbólico de ese blanco, mejor para los mismos. Es decir, a mayor publicidad generada por un ataque terrorista, mejor resultado para ellos porque así es como pueden influenciar en las masas para invertir la correlación de fuerzas. Ellos comprenden muy bien que ahora son menos en número que las fuerzas gubernamentales, pero si logran movilizar al pueblo a su favor, pueden invertir la situación siendo entonces ellos los más numerosos. Por eso Mao decía: “El pueblo organizado es el mar en que se ahoga el enemigo”.
Entonces, el objetivo final de un ataque terrorista es la movilización de las masas. Es por eso que luchan en todos los ámbitos posibles; no solo militar sino también se alían con políticos legales y organizaciones campesinas. Abarcan lo social demeritando cualquier actividad gubernamental que pueda mejorar las condiciones de vida de la población. En lo económico, ya es un hecho su alianza con las economías ilegales como el narcotráfico. Es importante recordar que la fortaleza política de un gobierno es perjudicial para el terrorismo porque eso facilita la regeneración de la fuerza militar. Por otro lado, sin la fortaleza política necesaria, los terroristas no pueden derrotar al Gobierno. Sin embargo, con la fortaleza económica lograda actualmente, mediante la alianza con el narcotráfico, será mucho más difícil derrotarles.
Por todo esto, la comunicación es una herramienta fundamental que debe ser utilizada eficazmente por parte del Gobierno. Para empezar, es importante recordar que la mentira repetida suficientes veces contra el Gobierno, puede volverse una verdad y por eso éste está obligado a repetir las verdades muchísimas veces y no confiar nunca en que los mensajes deseados se transmiten con el primer anuncio. Siempre hay que decir la verdad, pero los mensajes pueden ser modificados según la audiencia. Una campaña de información gubernamental es absolutamente prioritaria y debe ser estratégica; no necesariamente publicitaria. Tiene que ser proactiva y no reactiva. Recordar siempre que los hechos nunca hablan por sí solos. Se las debe interpretar dentro del marco de la verdad y responder inmediatamente cuando sea necesario; inclusive cuando hay escándalos o fracasos.
Por último, el gobernante debe estar bien informado. Lastimosamente, muchas veces, quienes lo rodean más cercanamente, creen protegerlo cuando le informan solamente lo que quiere escuchar pero no lo que debe escuchar. Esa es la causa principal por la que ciertos gobernantes no llegan a tener una perspectiva correcta y pueden cometer errores hasta en la misma comunicación.
Si bien es cierto que la estrategia correcta contra el terrorismo es usar la combinación de todas las formas de lucha para cortarles todo espacio de maniobra, tanto militar, político, social y económico, tampoco podemos negar que hasta ahora llevan la delantera en la lucha comunicacional, debido a que tienen el monopolio de los medios de comunicación como una herramienta eficaz para manipular a su audiencia (población y Gobierno). Por eso la importancia fundamental de cortarles en lo posible todo espacio de maniobra comunicacional como una estrategia fundamental en la lucha contra el terrorismo.
* Médico especialista diplomado del Consejo Americano de Psiquiatría y Neurología
victor2343@gmail.com